Rumiaciones de una docente en bicicleta.

Atardecer de un mes agitado

Rumiaciones de una docente en el laberinto educativo

Hola, no sé cómo empezar esta vez. Han sucedido tantas cosas desde que los dejé con mi dedo fracturado y la escuela sin luz. Parece que hubieran pasado años… ¿Qué ondaaaa?? ¿Por qué el tono apesadumbrado, o ligeramente solemne? Así estamos, un poco melancólicos, en pleno julio, no obstante sus memes…

No es el mejor, pero al menos es de 2023

Tampoco es melancolía, no sé, no me salen las palabras hoy. Comenzaré por el principio. ¿Se acuerdan que había estado de licencia por mi dedo fracturado y había esquivado astutamente la ola de calor? Después volví al cole y mi regreso no fue tan glorioso porque no había luz y nadie estaba allí para escuchar mis avatares (me molesta un poco que la palabra “avatar” aluda a otras cosas que no entiendo mucho, es decir, un niño pelado con una flecha en su calva que fascinaba a mis hijos _huelga decir que yo no compartía esa fascinación_, o un ser azul que jamás comprendí de dónde venía)

Se pasaban horas y horas mirando esto
A juzgar por el meme, se ve que no fue tan wow la peli

¿Alguna vez me dirán si los exaspero cuando me voy por las ramas? Una vez alguien _que resultó una breve pareja pedagógica_ me dijo que yo era dispersa y un poco caótica en mis clases, obvio que hirió mi amor propio, y eso explica la brevedad de la experiencia conjunta.

Prosigo, estaba con mis avatares o vicisitudes en relación a mi dedo. Bueno, habíamos quedado congelados ahí. Prontamente me metí en el ritmo de las clases y estábamos en pleno fragor cuando comprendí que no soportaba un segundo más como preceptora. Después de rumiar un tiempo y molestarme porque mi vice me pedía cosas que claramente correspondían a la tarea que desempeñaba, me di cuenta de que la desubicada era yo. Sí me correspondía vigilar que no pasara nada en el baño durante los recreos, sí debía quedarme con los chicos en el salón si estaban sin profes, sí debía llenar planillas, etc. (presten atención a esta minuciosa enumeración de obligaciones porque cobrarán sentido hacia el final de esta entrega).

Así que, acto público mediante, en abril partí para nuevos destinos y tomé horas de profe en dos escuelas más. Me había convertido en lo que tanto temía, la famosa docente taxi: una escuela a la mañana, una escuela a la tarde, una escuela a la noche (esta última, cerquísima de casa, soy intrépida pero no como vidrio). Pero había recuperado (fanfarrias)

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡UNA TARDE LIBRE!!!!!!!!!!!!!!!

Tomé mis cosas y me marché, al mejor estilo Bill Bixby al final de cada capítulo de “El increíble Hulk” (éste es un guiño para mis lectores veteranos).

Así me sentí yo, como David Banner con su bolsito
Acá está más fachero

Recalé en una escuela de San Telmo, donde todo era un lamento. El edificio estaba destruido, había un montón de cursos sin abrir, las autoridades eran nuevas … Imagínense eso, llegar con la película tan empezada, los preceptores cambiaban a cada rato (en dos semanas agendé el celular de tres preceptoras del mismo 1er año), los profesores estaban permanentemente enardecidos (y con razón, todo era un bardo). En el primer Taller de educadores que me tocó en suerte habían convocado a un supervisor que, teóricamente, venía a calmar las inquietudes de la comunidad educativa. Creo que si venía con un bidón de nafta la cosa hubiera estado más aplacada.

Y lo peor era que yo, en ese horario, tenía que estar conectada a una clase virtual de un seminario sobre Ovidio, al que me había anotado cuando todavía era preceptora y mi vida y mis horarios eran otros.

Así que ahí estaba, sentadita al fondo con mis auriculares disimulados, mientras veía las caras crispadas y los gestos exaltados de mis nuevos compañeros, mientras escuchaba cómo Júpiter acechaba ninfas mientras se metamorfoseaba en cualquier cosa. Después salía corriendo y me tomaba un bondi hasta la escuela nocturna, que por suerte es bastante calma chicha, y me queda a cuatro cuadras de casa (un lujo llegar en 10 minutos a tu casa, caminando, después de yirar por la ciudad en distintos medios de transporte).

Taller de Educadores en el cole nuevo

A esta altura me estaba preguntando si mi decisión había sido acertada. Estar completando el registro de asistencia en la tranquilidad de mi preceptoría, mientras escuchaba las historias telúricas de mi compañero jujeño _que a pesar de tener veinte años viviendo en Buenos Aires conservaba toda la calma de su tierra natal_ se me aparecía como un paraíso irremediablemente perdido.

Él me hablaba en la preceptoría y yo me transportaba…

Transcurrió apenas un mes de esta nueva y alocada vida hasta que un día en que fui a consultar algo sobre mis recibos al Secretario de mi escuela de siempre (nunca se entiende bien qué es lo que te están pagando, por qué esos descuentos, en fin…). Mi bienamado Omar me dice “che Lila, vos que te andabas postulando para vice, ¿por qué no agarrás este cargo de Directora en la escuela de la vuelta?” Cara de incredulidad total: “¿Yo, Directora, y en una modalidad distinta? Si no entiendo nada de eso… una cosa es ser vice de una escuela que uno conoce, pero caer como peludo de regalo en un lugar nuevo… no sé”. En eso viene mi Rectora y me dice “Dale, Lila, es una buena oportunidad, además, vos estuviste en varios lugares de la escuela, tenés experiencia en distintos roles”. Omar me terminó de decidir con su frase “Como es de mayor jerarquía podés licenciar todo, cuando se termina, volvés a todos tus cargos, no perdés nada, y ganás experiencia”. Eran dos diablitos posados sobre mis hombros.

La Rectora y el Secretario endulzando mis oídos

Y daaaaaaleeeeeeee. Click y me postulé. Me fui lo más campante al campo minado de San Telmo. Di clases y dije “Bueno, chico, mañana seguimos con la novela de Yolanda Reyes y el glosario de Adolescencia”. Ésta era una secuencia nueva que estaba bosquejando y pintaba bastante bien. En el colectivo iba sopesando si bajarme de la postulación, no estaba muy segura.

Me había quedado con la idea de que el acto público terminaba a las 19 hs, así que todavía estaba a tiempo. Al pasar, miro el celu a las 18.35 hs, un mail. Chan. “Felicitaciones. Ha sido designada como Directora del Colegio……”

Yo cuando recibí el mail

El mundo se precipitó. Mensajes, llamados, wasaps de felicitación, adrenalina grado mil. Mis alumnos, Yolanda Reyes, la encuesta sobre qué género querían leer los de 3ro, los cumpleaños que íbamos a festejar en la tutoría de 1ro., las alumnas madre, mi religioso cortado de media mañana, mis charlas con Jero en el izamiento de la bandera, las clases interareales, las charlas en el Doe, las charlas de pasillo, las charlas con mis preces en el sucucho de al lado de Secretaría, todo todo todo voló por el aire.

Entonces sí, al día siguiente tomé mi bolsito y me fui de la escuela en la que había estado dieciséis años ininterrumpidos, y del pandemonium de la tarde también.

En síntesis, fui a consultar sobre mi recibo, y si había podido cobrar mi bendita tutoría, y salí con un megacargo inesperado. Me recordó cuando con mis hijos fuimos al Coto a comprar borratintas y volvimos con un Smart TV de 32 pulgadas abajo del brazo. Posta, el Coto queda a pocas cuadras de casa, y estábamos tan emocionados que ni se nos ocurrió ponernos en la caja de Envíos. También compramos los borratintas.

Bueno, por ahora, eso es todo. Soy Directora, tengo sello, me reúno con los supervisores, dirijo la ceremonia de la bandera (otra vez fingiendo unción patriótica, ahora sí, con todas las miradas sobre mí), recibo madres y padres (a veces amables, a veces ofuscados: “La Escuela no hace nada” ¿les suena esa frase?), les pido a los auxiliares, de la manera más afable posible, que limpien las aulas, me fijo en el horario en que llegan los profes, les digo a los preceptores que los estudiantes no pueden estar solos en el aula, y que se queden atentos a los baños en el recreo… en fin, la vida es pura ironía.

Para quienes el título les dio ganas de escuchar el tema, aquí va

https://youtu.be/Yjyj8qnqkYI?si=mfTg-RnuTOOEdVVP


Enviado el 9 de julio de 2023.

Lila Rucci@lilavrucci

Lila es Profesora de Lengua y Literatura, egresada de la UBA, preceptora, tutora, referente del Programa Alumnxs madres, padres y embarazadas y referente ESI de una escuela media de CABA.

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