Más de un siglo pensando la Educación Física identificada con los deportes tradicionales llevan a muchxs profes a preguntarse si a esta altura no es un vínculo agotado.
Hace algún tiempo vengo pensando en las preguntas que mis estudiantes me hacen y que, creo, son receptadas por todos lxs profesores de Educación Física cuando queremos dar algo que no sean los deportes convencionales. Profe ¿por qué mejor no jugamos al fútbol? O ¿por qué tengo que hacer gimnasia si yo practico X deporte? Mis reflexiones me llevan a la idea de que deporte y Educación Física conviven en una relación que ya no funciona.

Es que los principios en los que se basan deportes tradicionales, como el fútbol, rugby, vóley, entre otros, chocan con el sentido actual de nuestra asignatura que busca promover un ambiente de aprendizaje inclusivo. Esto es así porque estas modalidades deportivas competitivas son hijas de un paradigma con fuerte tradición excluyente y selectiva asociado a ideas, tales como las de alto rendimiento u obtención de récords. Si a esto lo trasladamos a una clase mixta de Educación Física, el conflicto de intereses se hace más evidente. Es que muchas de las resistencias, de alumnxs y docentes, cuando se quiere cambiar a esta modalidad de cursado, se centran en los temores de que algún varón golpee a una chica cuando hacen algún deporte o que las chicas estén en desventaja en relación a los varones. Y aquí el problema no es la clase mixta sino los deportes convencionales que no han sido pensados para el juego mixto. Entonces, ¿por qué no darle un nuevo sentido a la Educación Física sin estas prácticas deportivas? ¿Qué otras podrían reemplazarlas? A continuación presentaré dos alternativas que creo acordes a un entorno de aprendizaje inclusivo y pueden resignificar nuestra asignatura.
El deporte alternativo: parecido pero para todxs

El deporte alternativo se basa en el principio de que es el deporte el que debe adaptarse a lxs participantes y nunca al revés, facilitando la integración no sólo entre géneros sino también entre la gran diversidad de estudiantes a los que tenemos que atender. Estas modalidades ponen en segundo plano la competencia, resaltando los aspectos recreativos y cooperativos del juego. Es decir, se juega sólo por el placer de jugar.
Para mostrar el potencial inclusivo de estas prácticas voy a contarles una experiencia en la escuela secundaria en la que trabajo. En una de las clases en que lxs chicxs me pidieron jugar al fútbol, les propuse el Cache ball (parecido pero golpeando la pelota con la mano), a condición de habilitarles el ansiado partido un rato antes del final. Lo novedoso es que en este deporte se aplica la “regla Tehuelche” que consiste en que cada gol vale dos puntos, pero si el equipo que sufre la anotación festeja el tanto del rival con entusiasmo, le resta un punto al anotador. La validez del festejo es determinada por lxs espectadores, en este ejemplo, lxs estudiantes que esperan su turno. Este juego permitió un aumento significativo en la participación ya que todxs tenían un rol activo, ya sea como jugadxr o como espectadxr, pero también porque no requiere un dominio técnico elevado y todxs parten del mismo conocimiento inicial del juego. Y, más importante aún, les da motivo para festejar a todxs, haciendo que la celebración no sea algo exclusivo del que gana.
Creo que la relación entre Educación Física y el deporte tradicional ha cumplido un ciclo ya que hoy no es posible compatibilizar sus intereses. Un divorcio en buenos términos, en este caso, significa que esta separación debe ser progresiva y negociada también con nuestrxs alumnxs que son hijxs de ese vínculo.
Para mi sorpresa, la clase siguiente fueron ellxs los que pidieron jugar la revancha. En esa oportunidad les propuse que la hagan con otro deporte y eso me dio pie para presentarles la Indiaca, el Ringo sport y el Ultimate. Pero no sólo eso: la facilidad de construcción de los elementos permitió que cada chicx traiga su indiaca, su aro o su disco. El sueño de todo docente: “tener un elemento por alumnx”. En este enlace les dejo algunos ejemplos de elementos y un poco más para profundizar sobre el movimiento deportivo alternativo.
El juego modificado: como el deporte pero más fácil

Un sustituto digno para los deportes convencionales puede ser el juego modificado que, por definición, surge de la simplificación de sus aspectos técnicos y reglamentarios para facilitar el aprendizaje. O sea, son variantes más sencillas de esos deportes. Si a estas simplificaciones las pensamos en pos de la integración en un grupo mixto y heterogéneo, podremos ingresar a las clases una gran variedad de nuevas propuestas lúdicas mucho más enriquecedoras que los deportes en sus versiones originales. Un ejemplo es el rugby tag, variante del rugby que elimina de sus reglas los contactos peligrosos. Este juego modificado permite una práctica similar a la versión original, muchas veces evitada en nuestras clases por miedo a que alguien se lastime.
Mis reflexiones me llevan a la idea de que deporte y Educación Física conviven en una relación que ya no funciona.
Pero además, este tipo de juegos hace que surjan preguntas del tipo profe, ¿por qué no jugamos al futbol o rugby en serio? Lo que abre la posibilidad de que sean los chicxs los que problematicen sus deportes favoritos y puedan repensarlos desde una perspectiva inclusiva creando nuevas variantes lúdicas que también nos pueden servir a nosotrxs lxs profesores, por qué no, para enriquecer nuestra práctica docente.
Hacia un divorcio en buenos términos
Es incuestionable que los deportes convencionales son significativos para muchos jóvenes, pero su carácter excluyente hace que no puedan tener lugar en nuestras clases. Por esto, creo que la relación entre Educación Física y el deporte tradicional ha cumplido un ciclo ya que hoy no es posible compatibilizar sus intereses. Un divorcio en buenos términos, en este caso, significa que esta separación debe ser progresiva y negociada también con nuestrxs alumnxs que son hijxs de ese vínculo. Esto implica que nosotrxs lxs docentes tengamos el valor de separarnos, poco a poco, de las modalidades deportivas tradicionales para dar lugar al deporte alternativo, al juego modificado y a toda otra propuesta que comparta el ideal inclusivo del espacio escolar.
Publicada el 12 de junio de 2022
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