¿Qué quiere la docencia?

Fotografía: Laura Frydenberg. En Instagram: @ojo.de.tiza

La agenda educativa de los grandes medios y quienes aspiran a gobernar, en año electoral, se basa en una serie de expectativas y promesas que pocas veces -o ninguna- indagan acerca de las necesidades cotidianas de las y los docentes para enseñar mejor.

Año electoral, se sabe. Quizá en algún momento sería oportuno preguntarnos a los docentes acerca de qué medidas creemos necesarias. Las personas que aspiran a ocupar cargos políticos se llenan la boca hablando de educación: Que los chicos no comprenden lo que leen, que 190 días de clases, que el mal de todos los males son los gremios (¿o sindicatos?)… incluso anuncian el aumento del financiamiento educativo -lo cual se valora y es positivo- aunque pocas veces se pudo cumplir el que ya estaba. Pareciera ser que nos olvidamos de alguien. ¿Nos preguntaron a les docentes qué es lo que pensamos sobre educación? No hablo de llenar un Google Forms y decir que con eso les docentes participan de las decisiones gubernamentales, sino de generar una discusión real en torno a qué necesitamos en el sistema educativo para poder cumplir con las expectativas que tenemos como sociedad.

Hace unos días lo pregunté por Twitter. Y algunas líneas aparecieron. ¿Me acompañan a sistematizar las propuestas?

La pregunta fue cuál es nuestra agenda educativa, la de las y los docentes.

Si bien las particularidades de cada nivel (inicial, primaria y secundaria) implican pensar políticas diversificadas y focalizadas hay algunas cuestiones que se reiteran en todos los niveles:

1. Necesidad de más personal administrativo, preceptores, personas adultas en la escuela.

La carga administrativa que recae sobre el personal docente hoy en día es arrolladora. Esta carga va en detrimento de la tarea pedagógica. Hacer dos veces un registro (uno en papel y uno en línea) no es un trabajo pedagógico. Cargar mil veces certificados médicos para justificar faltas propias y ajenas tampoco lo es. Por otro lado, ante la falta de personal docente quedan escuelas con muy pocas personas adultas  para llevar adelante no sólo la tarea central que es la de enseñar sino también la de resguardar la seguridad de las infancias y juventudes. Por lo tanto es una necesidad casi urgente la de incorporar más personal docente y no docente dentro de las escuelas.

2. Incorporación de gabinetes psicopedagógicos en todas las instituciones escolares.

Si se aspira una inclusión educativa real es necesario contar con los recursos humanos necesarios. Si no, estamos haciendo un como si que no ayuda a nadie y genera una recarga excesiva en la diversidad de propuestas que tienen que elaborar la única docente a cargo sin haber sido formada en educación especial (ya que es otra carrera muy distinta).
3. Concentración horaria de curriculares en nivel inicial y primario y en profesorxs en secundaria.

El hecho de que les docentes tengan que estar corriendo de escuela en escuela va en detrimento de la calidad educativa. Este es un reclamo que tiene añares en el gremio y aún nadie plantea una solución.

4. Máximo 20 estudiantes por aula.

Si queremos que haya un verdadero proceso de enseñanza y que les estudiantes tengan verdaderas oportunidades de aprender es necesario que los grupos sean reducidos para poder acompañarles en sus necesidades y trayectorias grupales e individuales.

5. Educación Sexual Integral como asignatura.

Este pedido se repitió en los tres niveles obligatorios. Indudablemente la transversalización de la Educación Sexual Integral es fundamental y debe fomentarse la pedagogía con perspectiva de género, no obstante es imprescindible destinar una hora curricular obligatoria por semana para abordar contenidos propios del área. Al respecto se necesita formación obligatoria para todo el personal docente y no docente de todas las áreas de todos los niveles.

6. Inicio de jornada escolar a partir de las 09:00 AM.

Existen estudios sociales que demuestran que el rendimiento estudiantil puede mejorar de empezar más tarde la jornada y además podría promover una mayor asistencia. Por supuesto esto entra en contraste y tensión con el horario del mundo laboral de les adultes. Por eso es fundamental dar una discusión seria en torno a qué escuela queremos, si una que piense en un real proceso de aprendizaje, construcción de ciudadanía crítica y pensante o una guardería de infancias y juventudes únicamente pensada en función de que las personas adultas puedan producir para el mercado.

7. Salidas educativas.

Este planteo apareció en los tres niveles. Para poder llevar adelante salidas didácticas con fines educativos es necesario que el transporte esté garantizado y que haya algún tipo de convenio entre los lugares a visitar y los gobiernos para que las entradas no tengan un valor tan elevado en algunos sitios. Además, es imperioso reducir y simplificar la descomunal carga burocrática y administrativa para que puedan ser propuestas mucho más usuales.

8. Infraestructura.

Esto se plantea desde hace añares. No podemos seguir trabajando, enseñando y aprendiendo en edificios cuyos techos se caen, donde hay ratas, se inundan, no anda la luz, los inodoros se desbordan y los comedores no tienen gas. Es urgente la inversión en poner a punto los establecimientos educativos.

9. Protocolo claro y conciso en cuanto a las consecuencias sobre no asistir a clase, no entregar trabajos o no cumplir con los objetivos de aprendizaje planteados en cada propuesta.

En los últimos años la presión por la no repitencia, el cierre “mentiroso” de notas, el recuperatorio del recuperatorio del recuperatorio han llevado a que les docentes nos veamos en la obligación de “hacer pasar de año” a les estudiantes aún sin tener los objetivos de aprendizaje logrados. Esto debe modificarse mediante algún tipo de plan y compromiso que asuman las familias en conjunto con la escuela. Que las estadísticas esperen.

10. Y por supuesto, un sueldo acorde a nuestra tarea.

Valorar y jerarquizar el rol docente: con un cargo deberíamos poder vivir, precisamente pensando en que haya horas destinadas a la planificación, a la corrección y a jornadas institucionales de capacitación y formación.

Algunas cosas se pueden hacer con poco, otras se necesita mayor inversión de dinero. Pero lo que seguro se necesita para cualquier discusión y cambio en el sistema educativo es voluntad y ganas de pensar en serio el modelo de escuela que queremos y necesitamos.

Publicada el 24 de septiembre de 2023


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Sabrina Flax@sasaciruela

Rioplatense del 84. En medio de una catastrófica crisis existencial decidió estudiar para ser maestra. Pisa las aulas hace más de 10 años en la escuela pública y vive preguntándose cosas de su ser docente. También dicta cursos en formación docente. Antropóloga recibida de la UBA. Madre y Mujer. Fanática del chocolate, los libros y la política. En IG es @sasaciruela

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