Tu maestra no es tu mamá

Foto: Archivo Hasenberg-Quaretti

Maestra y mamá van unidas en un vínculo histórico que con los años se pone cuesta arriba. La autora plantea, con cierta urgencia, la necesidad de separar a la docencia de la maternidad. Y nos dice: “en este día de la madre, saludá a tu vieja y a la maestra dejá de pedirle tanto. A tu mamá también”.

Mamá lo sabía todo – dijo mi hermana Sally- Era bruja. Incluso ahora que está muerta me da miedo que pueda verme.

– A mi también. Me preocupo sobre todo cuando meto la pata hasta el fondo. Lo más triste es que cuando hago algo bien, me gustaría que me viera. << Eh, mamá, fíjate en esto>>

Mamá”, Lucía Berlín

Desde hace muchos años, incluso muchos antes de tener un hijo, trabajo en mis clases de literatura cómo la figura de “la madre” es construida discursivamente. Me interesa, ante todo, que lxs estudiantes perciban que aquello que consideran propio y natural de la maternidad no es más que una construcción social y de género; que no todas las madres son eso que se espera de ellas; que el término madre excede en mucho lo que una persona real, de carne y hueso, que ha parido o criado, puede ser. 

Por eso hago un pequeño ejercicio introductorio que nos permite abrir el juego grupalmente. Escribo en el pizarrón la palabra “mamá”, dentro de un círculo, y les pido que digan todas aquellas ideas que asocien: pueden ser palabras o frases. El objetivo es conformar un campo semántico que nos ponga ante los ojos el universo amplio y exigente de la maternidad. Voy escribiendo esas ideas en otro color alrededor de la palabra “madre”. Y el uso de esta acepción no es casual. Porque la palabra  “mamá” queda en el centro y se hace origen de los términos paciencia, cariño, amor incondicional, dulzura, cuidados, dedicación, consejo, escucha, presencia

Quebrar el mandato discursivo naturalizado es una afrenta al statuo quo y es leído, indefectiblemente, como falta de vocación. Como cuando a una mujer “le falta vocación” de madre y deja a sus hijxs porque no puede, o aborta, o decide no tener descendencia, o decide tener mucha y hacer lo que puede, o se desborda y llora y piensa que mejor hubiese sido no tener pibes.

Para mi sorpresa, y convocada a escribir esta nota, descubro que si cambio el término “mamá” por “maestra” la construcción discursiva funciona casi a la perfección, porque gran parte de estas características son las mismas que se nos piden a las mujeres que ejercemos la docencia1.

Es por eso que la maestra es, a fuerza de repetición, “la segunda mamá”. Esta idea cristalizada se naturaliza de tal manera que es reproducida hasta el hartazgo. Va de suyo que las maestras –y en el caso de ciclo secundario, las profesoras- somos (o debemos ser) tan pacientes como las madres. Y a la paciencia se le asocia la abnegación, la tolerancia sin fin, la no queja ni el reclamo. Estas son las causas, me atrevo a arriesgar, que tornan tan repulsiva la idea del paro docente. “¿Cómo no van a dar clases? ¿Cómo se van a quejar y a abandonar el aula? ¿Qué? ¿No les importan lxs chicxs?” La sentencia es lapidaria: les falta vocación. Reclamar mejor paga por el trabajo docente, pedir que se reconozca la profesionalización y el estudio constante, es comparable a cuando las madres feministas defendemos la idea de que las tareas de cuidado son trabajo no remunerado. Quebrar el mandato discursivo naturalizado es una afrenta al statuo quo y es leído, indefectiblemente, como falta de vocación. Como cuando a una mujer “le falta vocación” de madre y deja a sus hijxs porque no puede, o aborta, o decide no tener descendencia, o decide tener mucha y hacer lo que puede, o se desborda y llora y piensa que mejor hubiese sido no tener pibes. La exigencia de la maternidad es tanta que se parece mucho a la exigencia de la docencia. Porque las docentes debemos además de enseñar nuestras disciplinas, que estudiamos muchos años, ser pacientes, amorosas, dulces, además de tener capacidad de escucha y estar presentes. Uffff ¡Qué agotadora la docencia! Podemos cambiar docencia por maternidad y los términos funcionan de manera vicaria. 

Quizás podamos ir más allá y pensar que las ideas asociadas a la maternidad son ideas que nos exigen a las mujeres en casi todas las profesiones que ocupamos tradicionalmente y que el sexismo laboral se esfuerza en sostener: enfermeras, maestras, secretarias, psicólogas, trabajadoras sociales, pedagogas, etc. Incluso aunque los ámbitos de trabajos se hayan ampliado, seguimos en gran medida, ocupándonos de tareas de cuidado, enseñanza y asistencia. El techo de cristal se agrieta pero no estalla. 

Pero volviendo a la querida maestra, estaría bueno aclarar los tantos. Tu maestra no es tu mamá, sabelo. Puede que, a veces, se parezcan; puede que, por momentos, las maestras ocupen algunos espacios propios de la maternidad. Sin embargo, tu maestra estudió años para saber su disciplina; estudió incluso para saber cómo enseñarte y tenerte paciencia. Puede quererte, sí; pero su relación con vos no es incondicional. 

En este día de la madre, separemos estas ideas y dejemos de romantizar la profesión. Reconozcamos a las docentes como agentes de una enseñanza invaluable, pero no responsables absolutas de la crianza. En el día de la madre, saludá a tu vieja y a la maestra dejá de pedirle tanto. A tu mamá también. 

1 Y digo mujeres porque la docencia es una profesión en la que más del 60% de sus trabajadores son mujeres, cómo bien explica Sabrina Flax, autora del newsletter “Maestra Ciruela” próximo a salir en este portal, donde profundiza sobre la tríada mujer, madre, maestra. 

Publicada el 17 de octubre de 2021.


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Débora Covelo

Débora es Licenciada y Profesora en Letras (UBA). También es gestora cultural (Centro Paco Urondo – FFyL-UBA). Es docente de Lengua y Literatura en el Colegio n.º 2 DE 1, capacitadora del equipo de Prácticas del Lenguaje de Escuela de Maestros y asesora de la Dirección de Educación Secundaria del Ministerio de Educación de la Nación. Dicta cursos y seminarios sobre el abordaje transversal Literatura-ESI. Ha publicado al respecto el articulo “La perspectiva de género en el análisis de las obras literarias”, en Exlibris, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, núm 10, pág. 117-125, 2021, en http://revistas.filo.uba.ar/index.php/exlibris/article/view/3524

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