Viaje de egresadxs: el derecho a mirar nuevos paisajes

Fotografía: Daniel Muchiut

Florencia Abraldes pone sobre la mesa los aspectos centrales de esta política, donde además del plano económico e histórico, recupera la dimensión humana e igualitaria de la medida y cómo esto impacta en la vida de lxs adolescentes.

Hace tan sólo una semana, cuando la atención estaba puesta en la caída de Whatsapp y la fracasada sesión donde se trataría la Ley de Etiquetado Frontal, Axel Kicillof anunció un plan para impulsar los viajes de egresadxs en la Provincia. Cómo reza el dicho popular, tan recurrente en nuestra cultura, “en este país se aburre el que quiere”.  

A minutos de la noticia las críticas comenzaron a llover. Lxs “especialistas” hicieron estallar las redes, como es costumbre, sacando de contexto la política presentada. Las medidas que son de índole tributaria o de apoyo a las fiestas populares locales, o bien de promoción de destinos no tan explotados, no resultan tan “indignantes” como la cuarta propuesta del programa relacionada a los viajes de egresadxs. 

El anuncio se enmarca en la presentación del programa de Reactivación del Turismo en la Provincia de Buenos Aires. La pandemia castigó a muchos sectores, y en este caso, la política pública planteada está destinada a quienes trabajan en el rubro turístico. Desde los que debieron suspender y reembolsar paquetes de viajes, hasta los hoteles que cerraron sus puertas por algo más de un año. En pocas palabras, es un impulso a todo lo que el turismo mueve en la Provincia. 

El objetivo es extender la temporada a los meses de febrero, marzo y abril y así afianzar la revinculación social y afectiva de lxs jóvenes. Se trata de un beneficio de hasta $30.000 para la compra de viajes y paquetes turísticos por estudiante, en acuerdo con las empresas de turismo estudiantil, a destinos bonaerenses, fomentando de esta manera el desarrollo de nuevos sitios de interés para el público joven. El programa beneficiaría a 220 mil estudiantes de escuelas de gestión estatal y privada de la Provincia. 

Una medida similar es el Programa de Previaje del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, que reintegra el 50% del valor del servicio contratado en crédito para ser utilizado en el destino del viaje y que, con mucho éxito, ya se encuentra en su segunda etapa. Pareciera que cuando se trata de una devolución a sectores que están acostumbrados a viajar no molesta, pero si es una política dirigida a ampliar ese escenario e incluir a otrxs, sí.

Si bien el anuncio se trata de una inyección de reactivación de un sector golpeado por la pandemia, el blanco de las críticas terminó siendo la educación. Desde que la derecha de nuestro país descubrió que hablar de educación garpa, parece que todos los caminos conducen a Roma

En estas rutas, el único destino es que lxs pibxs puedan compartir con sus pares, celebrar el logro y descubrir nuevos paisajes que, en algunos casos, empiezan desde que se suben al micro de dos pisos por primera vez en sus vidas.

Con el mismo compromiso con el que conformamos nuestras comunidades educativas, quienes elegimos la escuela de gestión estatal conocemos bien las rutas posibles para que lxs pibes puedan tener el tan deseado viaje de fin de ciclo: Córdoba, Tandil, San Pedro, la Costa Bonaerense, Bariloche, CABA o el camping más cercano. Empresa de turismo estudiantil o Turismo Social, rifas o liberadxs. En estas rutas, el único destino es que lxs pibxs puedan compartir con sus pares, celebrar el logro y descubrir nuevos paisajes que, en algunos casos, empiezan desde que se suben al micro de dos pisos por primera vez en sus vidas.

Parece que el enojo es que sea el Estado el que financie esta posibilidad. Cuando decimos “Embalse o Chapadmalal”, las comunidades sabemos que hablamos de los complejos de hoteles construídos entre 1946 y 1951, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, y que en la actualidad, el Ministerio de Turismo y Deportes trabaja sostenidamente para recuperar su capacidad. Esos destinos, que supieron albergar a generaciones enteras de trabajadorxs, estudiantes y jubiladxs, cuentan con inmensos hoteles, pileta y servicio médico. Se crearon para garantizar la igualdad del derecho al disfrute, dando la posibilidad a la clase trabajadora a acceder a lo que, hasta ese momento, sólo estaba reservado para sectores privilegiados. Actualmente estos complejos se encuentran en la etapa de finalización de obra de mejoras en infraestructura, con una inversión de más de 1000 millones de pesos, que permitirá que en pocas semanas se dé apertura a la temporada de turismo social en la que justamente será el Programa Jóvenes y Memoria quien dará el puntapié inicial. 

Para ampliar el panorama, es bueno recordar que otras jurisdicciones, como por ejemplo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, gobernada por el mismo partido político hace casi 14 años y que hoy es parte del desfile de críticas a la iniciativa, cuenta con el programa Campamentos Escolares con la propuesta de “campamento largo” en Ezeiza, Parque Roca o Marcos Paz. Si hay algo en lo que estamos de acuerdo, es que lxs niñxs y adolescentes tienen que acceder al disfrute y la vinculación fuera de los límites físicos de la escuela.

Nos acostumbramos a decir “la pandemia puso al descubierto la desigualdad”, si de educación se trata, en este portal encontraremos más análisis al respecto, pero quiero traer, vinculado a los viajes de egresadxs, un tema del que poco se está hablando: la salud mental de lxs pibes.

En la conversación cotidiana del colectivo Familias por la Escuela Pública, comenzamos a compartir situaciones relacionadas al aumento de casos de ansiedad en adolescentes, como así también, autolesiones, depresión y trastornos alimenticios. En 2020, quienes finalizaban sus estudios secundarios, no tuvieron posibilidad del encuentro en el aula, de compartir la alegría y la incertidumbre, tampoco de transitar el clima previo al inicio de los estudios superiores. Muchxs de ellxs no tuvieron acto de colación ni viaje de egresadxs. Silenciados, su rápido salto a “la adultez” los sacó de escena. Lxs que iniciaban la secundaria, debieron dar ese paso sin conocer previamente la cara de sus docentes, fueron directo al zoom (en el mejor de los casos) e igual que quienes se encuentran en los cursos intermedios experimentaron instancias de aislamiento social, antinatural para ese momento de la vida, de pérdida del vínculo con la escuela y posteriormente un retorno inmediato y directo a aquella dinámica que no practicaban desde hacía más de un año y medio.

Mauricio Lupercio es estudiante de 6to año de la Escuela Técnica 2 de Valentín Alsina. Apenas se enteraron, junto a sus compañerxs, de la existencia de este programa, se entusiasmaron con la posibilidad de hacer un viaje a la Costa Atlántica. “Para mi, un viaje de egresados es algo que no me voy a olvidar, que me va a quedar” relata Mauricio y pregunta más sobre el programa.

Para Manuel García de 5to año de la Escuela “Niní Marshall” de la Ciudad de Buenos Aires “el viaje de egresados hoy es una desconexión a lo que fueron los últimos dos años, porque volver después de la cuarentena a toda la vida que teníamos antes fue difícil”.

Se habla de ellxs sin escucharlos, siquiera mencionarlos, como si se tratara de una masa gaseosa incapaz de expresarse. ¿Se trata, acaso, de una política electoralista apuntada al voto joven? ¿Alguien cree que un viaje define el comportamiento de unx joven en el cuarto oscuro? ¿Les preguntaron a ellxs qué piensan de la medida? 

Al consultarle sobre las afirmaciones de algunxs dirigentes políticos sobre este tema, Mauricio sostiene “creo que los gobiernos hacen esto porque quieren mover más el país, más el turismo y a mi no me influye en el voto porque igual yo tengo mi pensamiento político y es mío”.

Mientras que Manuel pone en evidencia las contradicciones en el relato opositor: “la descalificación de esta medida por parte de un sector que tuvo como bandera la salud mental de la juventud y el poco esparcimiento que tuvimos en la cuarentena”.

Cuando aparecen estas políticas reparadoras, me pregunto cuánto carecen algunxs -a lxs que nunca les faltó nada- de empatía y amorosidad, de acercamiento y escucha. Los viajes de egresadxs se hacen hace décadas, algunxs acceden y otrxs no. No se trata sólo de tener la oportunidad de conocer otros horizontes, se trata de igualar, que el goce y el disfrute no sea el privilegio de una minoría. Poner en debate estos temas nos obliga a pensar qué tipo de presente queremos para esxs jóvenes, si será el que les de una perspectiva, que les abra caminos o el que los condene a un futuro sombrío.

Publicada el 15 de octubre de 2021.


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Florencia Abraldes@MorellaAzul

Florencia Abraldes es militante territorial del Centro Cultural y Biblioteca Popular “El Sueñero” en los barrios de La Boca y Barracas, forma parte del colectivo Familias por la Escuela Pública y es miembro de cooperadoras escolares. Es mamá de dos estudiantes de escuelas de gestión estatal de la Ciudad de Bs. As. Estudia la Licenciatura en Educación en la UNQ. En Twitter es @MorellaAzul.

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