Enero 2022
“Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph”. J.L.Borges
Hola, cómo están? Ya descansando?
Y sí, llegó ese momento tan esperado, el comienzo de las vacaciones. Después del vértigo de los últimos días, de golpe, todo se detiene. Y exactamente ahora, con 36 grados en el departamento, la bici ahí, tranquila, sin los ajetreos diarios.
Me pregunto sobre qué escribir. Ya no estoy circulando por la ciudad apurada, pensando en la clase que tengo que dar, o los escritos que corregir. El verano también tiene una tradición de lectura liviana en reposera, ya sea en la playa, en la pileta, o en el balcón. Y entonces ¿de qué va este newsletter? Puedo decir “Hola gente, les escribo desde estas hermosas playas…” cual antigua postal del Casino de Mar del Plata, o una vista nocturna de Necochea, ponele. Podemos hipotetizar qué hacemos en verano quiénes hacemos la escuela todo el año. Pensamos en irnos a algún lado, seguro. Y este año con más ansias aún que en el anterior, porque, al menos en mi caso, no hubo salida de la ciudad en enero del 2021, así que son muchas ganas acumuladas de pastorear lejos de Buenos Aires y su cementosidad, sus atractivos culturales, su río tan perfil bajo, que sólo se corporiza cuando te comés un chori en la costanera.
Carrito mirando el río
Lola Mora está tan quieta hoy…
Y volviendo a la escuela en verano, sé que hay una Escuela de Verano, al menos hemos distribuido en los grupos de wasap unos flyers que no sé, mucho no me convocaban, pero los mandé igual. La Escuela de Verano suena como el cuento de Cortázar, La escuela de noche, con esa onda onírica distintiva y una cierta homofobia que hoy en día, Julio, no te tolerarían, pero no vamos a cancelar a Julio a esta altura de la soirée. El texto propone la incursión en la escuela de dos alumnos en un horario vedado, un sábado a la noche, y lo que encuentran es un mundo distorsionado, con los mismos actores escolares de siempre, pero en actitudes absolutamente reñidas con su rol educador. Bueno, nada, asociación libre producto del ocio, no sé si creador, pero ocio al fin.
No sé qué pasará en la Escuela de Verano, ni tampoco me interesa tanto, pero sí me da curiosidad que harán en el verano los demás. ¿Y saben cuál es una ventana al mundo? Los estados de wasap. No vayan a creer que los descubrí yo solita, no. Si bien escribo en un portal digital y tengo facebook, instagram y twitter como Dios manda, no los uso demasiado y me da un poco de pereza meterme y atisbar en qué anda la gente. Pero tengo compañerxs que sí saben usarlos, como mi amiga Salandra. Ella fisgonea aquí y allá y te manda capturas de pantalla de todo y de todos, quién se reunió con no sé quién, adónde hubo joda, yuntas vacacionales inesperadas, qué otros curros tiene fulanito, además de los escolares, cómo festejó el cumpleaños equis…
Si algo nos dejó la pandemia/cuarentena/confinamiento es el batallón de contactos en el celular. Ahora tenemos agendado a todo el mundo: conducción, profes, preceptores y, por sobre todo, estudiantes. Obviamente es un arma de doble filo, estás 24/7 a tiro para cualquier cosa. Al borde ya del 2022 proliferan las dudas sobre fechas de inscripción, pases a otros turnos y, en el podio mayor, se multiplican los interrogantes por la beca: “ya depositaron?”; “profe, sabés si tengo saldo?”, “profe, perdí la tarjeta, cómo hago?”; “dice que tengo saldo y no me deja sacar”; “el teléfono que pasaste, atiende una máquina y te corta”… y así infinitas variantes. Yo también tengo a tiro a las referentes que, supongo, odiarán mis preguntas tanto como yo detesto ese mar de consultas. Por suerte existen los almibarados emojis que todo lo atenúan.
Emojis edulcorados
Pero, como contrapartida tenemos los estados de wasap, ideales para saber en qué andan los demás.
Y acá viene lo mejor, un desfile increíble y caótico de vacaciones y festejos. Me asomo de a poquito y aparecen en torrente: la terrible picada con que se castigó la de inglés para fin de año (God save the Queen); la preceptora Ceci se fue a la playa con su nena, y su marido estuvo pescando en el muelle; la psicóloga está en el sur, porque hay montañas y lago en las fotos, y su nena anda de camperita abrigada; un profe que suele ser muy serio está disfrutando en la playa con su novia y un piluso de Boca (en fin… la gente se distiende en verano); dos profes amigas están con sus sendos pololos en Córdoba; a Ezequiel, de 4to Economía, le regalaron un auto y está como loco, recontra tuercas sus posteos; Ángela luce a su bebé, un Papá Noel en cochecito; Lucas, el que me enseñó a preparar el mejor tereré, está posando todo elegante al lado del arbolito; veo un par de pelopinchos con niños en la 31; y Matías de 3ro se preparó un asado suculento en Fin de Año; los padres de Mateo no paran de cuartetear al lado de la mesa con pan dulce; Malena hace una encuesta entre sus familiares, a ver quién es el primero que abandona el baile porque no puede más; hay quien juega un bingo con toda la flia antes del brindis; Anahí se ríe de su amiga, que no puede descorchar la sidra; la profe linda de tecnología hace un tik tok con coreo junto a sus primas, ¡las tres con coronitas!; la madre de Tania aprovecha las fiestas para vender Avon; y la de Rony vende Natura; Maxi nos transmite su pasión por la pirotecnia; y Yesi disfruta de su familia en Paraguay; Richard, mi preceptor amigo, está en algún lugar con agua y mucha vegetación, pero no nos aclara dónde; Junior dice que la playa está tan linda como él; mientras Alan se abisma con su propia imagen en un espejo; Ana, que es muy dulce, nos sorprende con su vestido rojo; la de matemática tiene un rapto de filantropía y nos atosiga con buenos consejos; Jackie fue con su hijita al Tren de la Alegría; Nancy estuvo en un recital ahí en el barrio; hay tortas con diseños increíbles, pizzas, milanesas a la napolitana, pantallas de TV con cifras de Covid, amaneceres capturados desde la ventana de un micro; todo, absolutamente todo puedo verlo desde mi celular, yo también tengo mi Aleph, para envidia de Borges.
Mi celular, una ventana al mundo escolar
Ya subida al tren imparable de las imágenes, también yo tiro pistas de mis itinerarios, no vayan a creer que desperdicio la oportunidad, creo que éste es el segundo estado que subo en toda mi vida wasapera: el día de 37 de térmica me fui en bici al Tigre, ¡y llegué!!!!!!
Yo, feliz, en el Tigre
Y mientras escribo y buceo en la exhibición de vidas ajenas, me entero de que Karen, una de mis alumnas embarazadas, pasó fin de año internada. Así que chateamos y por suerte, todo bajo control, una falsa alarma. Me manda un gif con su panza y el suero que le pusieron. Todo el tiempo nos narramos con imágenes, fotos, gifs, stickers, emojis. Esto es la escuela también.
Chat con Karen
No los voy a dejar con la angustia, acá está el final del chat, para que vean que todo está bien.
Aún en verano, fuera del edificio que nos cobija todo el año, estamos comunicados, para bien o para mal, para las alegrías y para las tristezas, aula dulce, aula salá.