Ideas, planificaciones y preguntas existenciales para transitar las aulas.

Caída del mapa

Enviado el 20.07.2022.

Vacaciones no. Receso invernal. Los gobiernos se encargan de hacérnoslo saber una y mil veces, no sea cosa que nos creamos con el derecho de relajar, de bajar la guardia, de desconectar (por fin) de la escuela.

Entre nos, son vacaciones, con un poco de trabajo, pues hay que llenar plataformas del horror, si se nos atrasó un informe, revisar la planificación, pero vacaciones al fin. Digámoslo despacito, en voz baja, como un susurro en medio de una prueba.

Entonces te saludo relajada, ¿cómo estás? siento que hace mucho muchísimo no te escribo, sin embargo solo pasó un mes. ¡Qué loca la palabra “solo”! Siempre me da duda si lleva tilde, pero no. No lleva. Pero digo, es una palabra extraña porque remite a múltiples significados. En lo que acabo de enunciar nos dice que la cantidad de tiempo que pasó entre una carta y otra es poca, corta; pero si pienso en lo solo que se debe sentir un ser humano que despierta luego de un apocalipsis zombie y se da cuenta que es el único de su especie sobre el planeta Tierra… bueno, ahí cambia la cosa, ¿no? Entre adverbio y adjetivo me dejo llevar.

Viajo. ¿Me acompañás? Pero antes musicalicemos.

Sabés que yo amo viajar, me gusta mucho andar en auto por la ruta, es uno de mis mayores placeres, observar el pasto sin límite, el horizonte a lo lejos, el cielo bien celeste, las vacas por ahí. No quiero vivir en el campo, pero ese paisaje es una de las pocas cosas que me genera una paz interior que no puedo describir. Lo loco de esto es que no manejo y que me pierdo, siempre. Por lo tanto dependo de alguien que guste de llevarme y de un mapa.

Siempre me costó muchísimo ubicarme geográficamente. En mi adolescencia no podía salir sin la Guía T, literal. Tenía trazados con birome y marcador los distintos recorridos usuales que debía hacer para no perderme. A veces, me escribía una lista con cada una de las calles por donde debía caminar para llegar a destino. Cuenta la leyenda que una vez (ya de grande) me tomé el 135 que, en vez de dejarme en mi casita, me dejó en Valentín Alsina. A ese señor colectivero le debo algo, no sé qué, pero me asesoró muy bien dónde esperar el bondi de vuelta y en su cara se veía un rastro de pena hacia esta mujer caída del mapa.

Tampoco se me da bien con el tema del Google Maps, no entiendo el temita hacia dónde estoy caminando, me confundo si tengo que doblar a la izquierda o a la derecha (siempre a la izquierda, ya lo sé). Además soy pésima copilota, porque encima casi que ni hablo en el viaje y no tomo mate, solo me gusta mirar por la ventana y dejar que mi mente haga el resto.

Me pregunto muchas veces si es posible entrar en una comunidad de transportes. Imagino historias de las personas que conducen, por qué irá lento, por qué irá rápido, quién le enseñó a manejar, de qué trabajará, esa me cae bien porque tiene un sticker de Los Redondos, ese tiene a Jesús pegado en la ventana. Y entonces aparece Julio, Cortázar, claro. Con su “La autopista del Sur”. La edición que tengo es del 67, robada de la biblioteca mapaterna. Las hojas amarillas y ese olor a libro querido me ayudan a irme de viaje nuevamente.

Y si hablamos de viajes te quiero compartir este material de Piedra Libre que habla de los grandes viajeros. Es un material que está muy, muy bueno para acompañar la alfabetización en segundo ciclo, así que te súper recomiendo que lo guardes y lo tengas a mano. Este es el cuadernillo1 y se ubica en los viajes de los vikingos. Este es el cuadernillo 2 y nos lleva de paseo junto a Darwin. Y en el cuadernillo 3 lo que aparecen son propuestas de escritura en relación con los cuadernillos de lectura 1 y 2.

Así que en fin, volvamos. Siempre ando caminando cuadras de más, preguntando a miles de personas hacia dónde ir, volviendo sobre mis propios pasos. No me amarga eh, ya es parte mía esa desubicación geográfica que suma anécdotas para reír. Por ejemplo, una vez, junto a un grupo de compañeres mencionábamos que había alguien de zona norte (Vicente López), alguien de zona sur (Quilmes), alguien del oeste (Morón). Y yo ingenuamente dije, bueno nos falta alguien del este. Se miraron y se rieron. Muchísimo. Y plantearon la posibilidad de que se sume al grupo algún animal acuático.

Y así podría sumar miles de memes sobre mi misma y una geografía trunca. Y entonces me pregunto, ¿Será por eso que me gusta tanto trabajar con mapas? Una necesidad imperiosa de ubicarnos constantemente en el espacio. Y entonces me puse a pensar en los mapas y, claro, se me vino a la cabeza inmediatamente uno de los libros que más me han marcado en la vida: “Caídos del mapa” de María Inés Falconi, en mi edición de 1995 las ilustraciones son de Caloi.

Este libro lo leímos en 7mo grado, con Sara, una maestra que amé con todas mis fuerzas. No sé si ella me recordará. Resulta que en esta novela un grupo de cuatro amigues se ratean dentro del colegio y se esconden en el sótano de la institución. Mientras seguíamos la lectura atenta de esta maravillosa historia, con mis compañeras mujeres de 7mo grado encontramos un cuartito que quedaba a la vueltita del aula, que funcionaba un poco como depósito de cosas, y armamos un club, CAEMSVI (Club del Altillo Espiritual de Mujeres Sin Varones Idiotas). Se ve que lo del feminismo se me daba de pequeña…

En ese club nos contamos y compartimos cosas íntimas, jugamos al juego de la copa o del anillo, invocamos espíritus y nos hicimos las grandes.

Y entonces te cuento esto justo hoy, 20 de Julio, el día comercial del día de les amigues, día de la amistad, o como lo quieras llamar. Me pongo a pensar, cómo cambian los vínculos a medida que vamos viviendo, ¿no? Un poco como los mapas. Algunos se reconfiguran del todo, otros perduran hasta la eternidad, ahí quietos, otros van y vienen, como los bordes fronterizos en algunos sitios. Yo tengo amigas que no veo casi nunca, pero son esas amigas que tuve desde que nací, hicimos jardín y primaria juntas, con algunas la secundaria, y así fue mutando la forma del vínculo, pero no el vínculo en sí mismo. Las sigo queriendo y pensando en ellas como antes, solo que sin vernos.

Del secundario no tengo ninguna amistad, siempre pensé que iba a ser al revés, que en el secundario iba a entablar esas amistades para toda la vida. Pero no me pasó. Fue duro mi paso por ese nivel, pero de eso te hablo en otra carta.

En cambio, el profesorado y las aulas -de este lado del escritorio- me dejaron amistades que me complementan, que ya son parte de mi persona, que me conocen mejor que nadie, que están en todas, y que sé que mi vida no puede tomar forma sin ellas. ¿Vos tenés amistades así?

También podríamos hablar en torno a qué pasa con nuestres estudiantes, cómo les acompañamos en la construcción de sus vínculos amistosos. Pero no creo que me alcance el tiempo hoy, lo podemos dejar para otra carta. (Ya estoy teniendo muchos pendientes).

Pero volvamos, te estaba hablando de mapas y de este libro tan querido, “Caídos del mapa”. Y me pregunto ¿Por qué este libro se llama así? ¿Es posible encontrar sitios que no estén graficados en un plano, que estén caídos del mapa? ¿Es posible encontrar una guarida, en la escuela, que escape al escrutinio de las personas adultas? El sótano de la novela, y nuestro altillo en cuestión, fueron esos lugares que pudieron ocultarnos de las escalas, de los ríos, de los límites interprovinciales y de la rosa de los vientos. En estos casos solo necesitamos un mapa imposible, un mapa donde seamos capaces de trazar caminos para reencontrarnos.

Y entonces te tengo que recomendar otra novela, “El mapa imposible” de Liliana Bodoc. Yo la leí con un séptimo grado, haciendo un seguimiento de la autora. A medida que íbamos leyendo la novela, íbamos armando un banco de datos con las imágenes sensoriales que nos regalaba, sus formas de decir, sus metáforas, frases que nos gustaran. Luego leímos “Sucedió en colores” y tomando las ideas monocromáticas y lo que habíamos anotado en nuestro banco de datos salieron escrituras preciosas. Mirá a dónde nos lleva un mapa…

Otra idea muy hermosa para pensar en mapas y literatura es la que nos compartió nuestra compañera Lila Rucci, idea que así como la leí me quedé enamorada y espero ansiosa poder llevarla adelante algún día.

Y los mapas nos pueden llevar por mil variantes distintas. Me parece un tema nodal para pensar dentro del aula. Pero antes ¿conocés esta canción? es de una banda que está muy buena, Alerta Pachuca. Y a mí me re convoca, porque viví casi toda mi vida en Parque Chás. Y posta, me perdí más de las veces que me animo a contar, caminando, en bici o en un taxi. Por suerte, siempre tuve mi guía T en mi morral.

Te decía que en el aula se puede trabajar con los mapas. No sólo se puede, sino que se debe. Pero el recorte… ahhh qué hermoso momento. Eso sí que (aún) lo podemos seguir haciendo nosotres.

Entonces te compartí ya dos ideas para avanzar con mapas y prácticas del lenguaje. Pero, claro, también avancemos desde las Ciencias Sociales. Viste que en el nivel primario las ciencias sociales están todas mezcladitas, pienso que esto tiene sus pro y sus contra. Nos permite abordar una problemática desde múltiples aristas pero al mismo tiempo la historia le gana al resto y pareciera que solo ésta es la representante de las ciencias sociales. En fin, te dejo acá una propuesta para trabajar con mapas en el nivel primario, la verdad dependiendo lo que nos indica el Diseño y adaptando un poco las intervenciones docentes que hagamos, pienso que se puede usar para cualquier nivel.

Y hablando de mapas, acá te dejo un audio, que dura aproximadamente 18 minutos. Son fragmentos del programa de radio que hicimos junto a Eugenia Quibel para la Radio Escuela de Seguimos Educando, donde abordamos diferentes cuestiones para trabajar con mapas y las representaciones del territorio, con entrevista a la geógrafa Laura Nowydwor incluida.

Ya se nos va acabando el tiempo y tampoco quiero estallar tus vacaciones, pero ¿Te puedo pedir un favor? ¿Me contás cómo laburás con mapas en el aula?

Antes de despedirme te cuento que en realidad esta carta no iba a ser sobre mapas, te iba a escribir sobre San Martín, pero no tenía muchas ganas. Pero como soy una obse, ya sabés, te dejo acá una idea por si te toca armar el ensayo sobre su personalidad. Y claro, con mapas se puede trabajar las campañas libertadoras del General. ¿Te animás?

Y ahora sí, esto es lo último: Junto a Julia de @rondadesaberes armamos un podcast sobre cuestiones que nos suceden en las escuelas, se llama “La Queja Maestra” y ya está girando en el aire sonoro el primer episodio: “La sexualidad de las maestras”, te lo dejo para que escuches en estos días de vacaciones, o receso, cuando estés un poco caíde del mapa y no sepas para dónde disparar. Contame qué te parece. Ahora sí.

Te mando un abrazo, nos leemos en agosto. Sasa

P.D

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Sabrina Flax@sasaciruela

Rioplatense del 84. En medio de una catastrófica crisis existencial decidió estudiar para ser maestra. Pisa las aulas hace más de 10 años en la escuela pública y vive preguntándose cosas de su ser docente. También dicta cursos en formación docente. Antropóloga recibida de la UBA. Madre y Mujer. Fanática del chocolate, los libros y la política. En IG es @sasaciruela

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