Enviado el 16 de noviembre de 2022.
Queride colega: mil años parece que pasaron desde el último encuentro. Octubre me tuvo ocupada con teta, pañales, una -corta, por suerte- visita a neo y tres niñites en casa que no dan respiro. Noviembre no viene diferente, pero una ya se empieza a acostumbrar a no dormir, a tener el pijama absolutamente vomitado, a juntar mierda de las ropitas que con tanto cariño alguien les regaló. En fin, una se acostumbra a maternar. A que el llanto haga de cortina musical constante; a ver el mundo por primera vez, otra vez.
Pero no, no te preocupes, este no se convertirá en un newsletter maternal. Solo te cuento en la que estoy. Y en la que también estoy es en la preocupación, en la pregunta que se me viene a la cabeza desde hace un par de semanas: ¿A dónde se van les docentes que dejan las aulas?
Y es que me hago esta pregunta una y otra vez porque cada vez más me pasa de encontrarme con amigues docentes que, o ya dejaron las aulas, o tienen el deseo de hacerlo. Sin ir más lejos, a veces fantaseo con hacer otras cositas, después me arrepiento, después vuelvo a pensar en que la vida sería más relajada y así ando, en una marea de decisiones.
¿Por qué nos queremos ir de las aulas? ¿Es sólo lo mal pago que está el trabajo? ¿Sucede solo en la Ciudad de Buenos Aires? ¿La docencia no es acaso para toda la vida?
Al parecer no. Les dejo este artículo donde se plantea este problema pero a nivel global. El veredicto parece ser el mismo en todos los países: las escuelas se quedarán sin docentes. En esta otra nota de hace solo un par de semanas, se planteaba la misma problemática. La autora nos dice que el miedo es un elemento a tener en cuenta. Y yo acuerdo, eh ¿Miedo a qué? se preguntarán muches. Bueno, lo cierto es que yo he tenido miedo. Miedo a la soledad del aula, miedo a las quejas que puedan plantear las familias frente a la propuesta pedagógica, miedo a no lograr los objetivos planteados. Miedos hay muchos.
Cuando estaba en el profesorado era parte de un grupito de estudiantes, fundamos el centro de estudiantes del terciario, discutíamos sobre política sindical, pedagogía, didáctica. Todes hicimos, además, carreras universitarias: sociología, ciencias de la educación, antropología. Todes leímos a Freire y pensábamos que sí era posible cambiar algo de toda la mierda que, ya sabíamos, era el mundo. Y sin embargo, todes se fueron del aula -de primaria- menos yo (por ahora).
Una amiga acaba de pedir una licencia sin goce de sueldo para emprender otro trabajo. Es una amiga comprometida con la educación, que siempre amó estar en las aulas, que yo daría lo que fuera por que sea la maestra de mis hijes. Pero se fue.
Otra amiga está casi con un pie afuera. Otra no tiene opción, pero quisiera tener un quiosco antes de pisar un aula; otro está trabajando en gestión en algún ministerio. Y así puedo sumar voces y más voces, porque no es solo una experiencia personal, no se trata de ser autobiográfica, es un mal que aqueja a la profesión toda.
Y yo, para serte sincera, como te mencioné antes, no sé de qué tengo ganas. Por supuesto la necesidad de mantener a tres chiquitines me obliga a la seguridad y estabilidad de tener un cargo titular, no obstante tienta tanto poder hacer otras cosas con menos estabilidad pero con más tranquilidad mental.
Freud hablaba del malestar en la cultura, yo le retrucaría: el malestar en la cultura docente. Hay algo que se vive al interior de las escuelas, intangible en la mayoría de los casos, sobrevuela por los pasillos, se impregna en los guardapolvos, se instala en el polvo de las tizas y te carcome hasta los huesos, y es este malestar del que muches intentamos dar cuenta desde hace bastante tiempo pero parece no importarle a nadie.
Sin embargo, mientras escribo estas líneas chusmeo el correo y me encuentro con esto

Dejame decirte que no me sorprende nada, y menos me sorprende que el Ministerio me envié un correo fuera del horario laboral. ¿Sabías que de esta manera el GCBA está incumpliendo con la ley? mirá, lo dicen en Infobae
Pero bue, ya estamos acostumbrades, ¿no? Lo que sí me sorprende o llama mi atención es quién está detrás de este correo, la fundación INECO, ¿Quiénes joraca son? Acá te dejo la página web donde se presentan.

Adiviná cuál es su staff, claro, Manes a la cabeza. Y está todo bien, pero. Si seguimos indagando en la misma página nos dice que “Con el objetivo de aportar conocimientos científicos sobre la conducta humana para diseñar e implementar mejor las políticas públicas, Fundación INECO alberga el
Instituto de Neurociencias y Políticas Públicas. Su misión es aportar conocimientos científicos sobre la conducta humana para diseñar mejores políticas públicas y mejorar la calidad de vida de las personas. Las Neurociencias y las Ciencias del Comportamiento pueden colaborar en el diseño de políticas e intervenciones eficaces para resolver problemas relacionados con la salud, la educación, la pobreza, la justicia, el comportamiento ciudadano, el cuidado del medio ambiente, el ahorro y otras áreas relevantes de la sociedad. A través del trabajo de este Instituto buscamos alentar una sociedad civil comprometida que ubique al conocimiento en la base del desarrollo nacional.”
No sé a vos pero a mí me suena más que a una real preocupación de qué cuernos nos pasa a les docentes, una preocupación concreta por generar un marketing y discursos específicos alrededor de las respuestas que podamos enviar. No quiero ser mal pensada, pero los últimos tiempos me vienen dando un poco la razón.
Yo siento un poco que el GCBA nos estudia como si fuéramos un sujeto a quien no entiende. La docencia como objeto de estudio, como lo extraño, como la barbarie de Sarmiento.
Entonces, te digo honestamente, yo no sé si es intencional, pero daría la sensación que en su afán por entendernos pone más palos en la rueda que caminos construidos. Da la sensación que no nos dejan trabajar.
Desarrollemos esto:
Para dar ejemplos concretos y no hablar en el aire, vayamos al registro. Sí, como sabés (y sufrís) desde que se tenga memoria tenemos que completar un registro de asistencia, que por lo general se debe hacer en tinta no lavable, si lo llegamos a tener en lápiz y va la supervisora a la escuela a ver los registros, sí, increíble que sigan haciendo esto, pueden dejarlo en actas. Si nos equivocamos en lo que sea podemos hacer tres salvedades y si no, tenemos que rehacer todo el registro, en muchos casos, el nuevo registro lo tenemos que comprar nosotres de nuestros bolsillos. Es decir, una práctica antiquísima que tranquilamente podemos pensar que se puede hacer en un drive o algo así.
Este año el GCBA a través de su plataforma MIESCUELA instauró este mismo sistema con sus variantes para que lo hagamos de manera online, una puede pensar por fin, se dieron cuenta, una buena. Pero lo “loco” o desquiciante es que no dejamos de hacerlo en papel, es decir no solo perdemos tiempo (y en algunas ocasiones dinero) haciendo registros en papel, sino que además perdemos tiempo peleando con conecciones a internet deficientes y plataformas deficientes para hacer exactamente el mismo trabajo dos veces.
Como ya sabés, el poco tiempo libre que tenemos en la escuela se ve cada vez más afectado por este tipo de políticas que a nadie sirve. Lo que hacen es llenar tiempos que en la jerga se definen como libres pero bien sabemos que son los pocos espacios para reunirnos con familias, para planificar, buscar materiales y recursos, asistir a algune estudiante que esté floji, tener reuniones de ciclo, corregir, ir al baño (porque no nos olvidemos que también tenemos que hacer pis y caca), quizá muy quizá tomarte un café o un mate y con toda la suerte del mundo coincidís con algune compañere para intercambiar alguna experiencia. Pero no, todo esto no importa, lo que importa es que cumplamos con lo legalmente establecido. Y eso también agota.
Ejemplos como este podemos dar varios, los nuevos boletines online, los actos públicos en línea, ni hablar de las jornadas EMI y las capacitaciones de escuela de maestros que ya están instaladas por agenda educativa para los días sábado, lo cual atenta contra nuestros derechos laborales de una manera muy burda. Cuadernillos que dejan a la docencia como mera ejecutora quitando todo tipo de producción intelectual y pedagógica, corriendo precisamente el rol docente a un lugar de robot. No olvidemos la campaña de este gobierno convocando a voluntarios que quieran hacer de docentes. El vaciamiento de nuestra obra social, los problemas que implica la carga de las propias licencias en la plataforma MIA. Todo esto sólo en la CABA, a esto se le puede sumar todo lo sufrido en otras jurisdicciones del país.
Sumado a todo esto una campaña feroz dividiendo a las comunidades educativas(familias por un lado y docencia por otro) a través de los medios de comunicación, con un discurso muy hostil hacia les docentes.
En este clima de trabajo es muy difícil poder trabajar, por eso parece casi la intención de este GCBA impedirnos realizar nuestra tarea como corresponde.
Aún así todos los días pasan cosas maravillosas al interior de las aulas y entre escuelas. Hay toma de notas, hay entrevistas a especialistas, hay realización de símil fósiles, hay volcanes que explotan, hay galería de monstruos, y cafés literarios, hay carrera de materiales y producción artesanal de alfajores, hay roll playing, reflexiones que te dejan pensando, hay lágrimas y hay risas, en la escuela hay de todo. Especialmente cosas buenas.
Entonces, te invito a preguntarte, tiro la pregunta al aire, para que quede flotando y nos de ganas…Si hoy en día pese a todo, aún sucede la magia, esa magia pedagógica (que sabemos que no es magia, parece mágico lo que ocurre, pero es trabajo docente) ¿Te imaginás lo que se podría hacer en las escuelas si el GCBA (y otros gobiernos) nos dejaran trabajar? Y si encima además, que ya es pedir un montón, pero qué cuesta la imaginación, si nos diera los recursos que necesitamos, si abriera cargos en el EOE, si invirtiera en buena infraestructura, si hubiera más recursos humanos por aula, si contáramos con vacantes para todes ¿Te imaginás lo que podría ser la escuela?
Yo estoy segura que muches que hoy en día se encuentran en el exilio nunca se hubieran ido, y sin dudas la escuela sería un lugar mejor.
P.D. 1
Quedan muy pocos días de clase, y seguro estás cerrando notas, boletines (en papel y online), registros (en papel y online), reuniones, muestras, etc. Pero seguro que encima tenés que seguir dando clases y ya terminaste con las planificaciones o estás en esa, por eso te dejo este dato. En mi instagram @sasaciruela vas a encontrar varias propuestas e ideas que te pueden servir para llevar al aula en estos días y también en mi tienda virtual.
ATENTI: Solo por hoy y mañana tenés descuento en todo. CÓDIGO SASA50
P.D. 2
Al final les pusimos aritos a las gemelas, para identificarlas. La de perlitas es Emilia Eva y la de brishito es Mora Catalina. Me gusta nombrarlas, que construyan identidad a partir de escucharse nombradas.
Ahora sí, chau.
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