Instrucción Nro 3: La libertad de cátedra son los padres
Instrucción Nro 3: La libertad de cátedra son los padres por Viviana Postay @vipiresca |
Hola, queridos amigos y amigas de Gloria y Loor, no se imaginan cuánto disfruto del mes de febrero, donde el mundo escolar se pone en movimiento y me invade la sensación de que todo lo bueno es posible. Ideas que aparecen, reorganización de lo viejo, rutilantes novedades: yo en febrero me siento una chica (climatérica aunque) superpoderosa. Esta sensación tan linda me acompaña, de forma decreciente, hasta las vacaciones de julio, cuando empieza a desaparecer mi energía para directamente abandonarme en noviembre, mes en que odio a todo y a todos y cuento los días en el calendario con dolor y consternación. Retomemos un poco el hilo de nuestras placenteras comunicaciones. En nuestra primera entrega, cuando introdujimos esta propuesta, hablamos de la importancia de un espíritu mandón como materia prima de la construcción de la subjetividad del Director o Directora. Luego hicimos referencia a ciertos rasgos propios de la transición de docente a director. Ha llegado el momento de meternos con la que es, a mi entender, la tarea principal de un director o directora: la gestión del curriculum. Curriculum es un término técnico que los educadores usamos, a grandes rasgos, para referir a los saberes a enseñar y a aprender en la escuela y a los modos a enseñar y a aprender esos saberes. Como cualquier docente sabe, hay duras pugnas sociales y políticas para definir cuáles son esos saberes, y los resultados de dichas pugnas se plasman en documentos oficiales que suelen ser llamados Diseños Curriculares Juridisdiccionales. ![]() El siempre vigente libro Curriculum. Itinerarios para aprehender un territorio de Flavia Terigi nos ofrece un recorrido teórico indispensable por definiciones y niveles del curriculum en el contexto del sistema educativo. El libro fotografiado pertenece a la autora de este Newsletter pero la mano con preciosa manicure le pertenece a mi hija (que también es docente). Hay cosas sencillas que directores y directoras, en el marasmo de actividades cotidianas que tienen que realizar, a veces olvidan: los chicos y las chicas van a la escuela para aprender cosas. Y garantizar que esas cosas sean organizadas, sistemáticas y les lleguen a todos por igual es responsabilidad del Director. Pero claro, esto no es tan fácil y es probable que tengas que toparte con algunos problemas a la hora de realizar este trabajo. A continuación vamos a desarmar algunos mitos que giran alrededor de la gestión del curriculum y, como siempre, lanzaremos algunos tips iluminadores para poner manos a la obra. Instrucción Nro 3: La libertad de cátedra son los padres Si fuiste a una escuela con dos o más divisiones probablemente recuerdes que tu experiencia escolar dependía fundamentalmente del docente que te tocaba en suerte. Por ejemplo, si cursabas con esta profe de Geografía, hacías salidas educativas maravillosas por lugares increíbles de la Provincia de Córdoba. Pero si tu suerte era otra, tu aprendizaje sería exclusivamente de libros, cuadros sinópticos y planisferios de papel. Si tu remembranza va más allá y evocás tu paso por la escuela primaria, tal vez permanezca en tu memoria aquella maestra de tercer grado A con la que representaban divertidísimas obras de teatro a partir de cuentos maravillosos de distintas partes del mundo, mientras que en el tercero B al que iba tu vecinito se la pasaban subrayando ideas principales del manual de aula día tras día.Resulta que estas diferencias no son graciosas, ni notas de color a naturalizar. De hecho, es tarea ineludible de un Director es mirar esta diversidad con ojo crítico. Pero tenés que saber que al primer intento de dialogar sobre estas diferencias es probable que alguno o varios de los docentes te digan que no estás respetando las libertades fundamentales del maestro, porque (sostendrán) cada uno tiene el derecho a enseñar lo que quiere y como quiere. Pues a otro perro con ese hueso. El diseño del curriculum es potestad de los estados, y las instituciones deben contextualizarlo (situarlo, se dice ahora) para que sea posible trabajarlo en cada escuela con sus particularidades. Los contenidos a enseñar son una obligación del maestro como funcionario público, no materia del delirio de cambiantes gustos personales.Sin embargo, si sos Director no será raro que cuando quieras intervenir sobre el curriculum aparezca alguien o alguienes que te digan que estás violando la libertad de cátedra, te citen el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria o la mismísima Constitución Nacional. Pero tu primer deber es con los alumnos, lo que implica asegurar la máxima igualdad posible en las oportunidades de aprendizaje en el jardín, en la escuela primaria o en la secundaria. ![]() Foto icónica de la Reforma Universitaria (Córdoba, 1918), hito político y pedagógico de la historia de la educación argentina. Una de las banderas de la reforma es, por supuesto, la libertad de cátedra. Asfixiados por un establishment oligárquico-eclesial, la enseñanza escolástica fue fuertemente criticada por los estudiantes en pos de una universidad con las ventanas abiertas al conocimiento científico, alejada de las rigideces de la Iglesia. Los ideales de las Reforma iniciada en Córdoba se expandieron por toda Latinoamérica. Otros tiempos, otras épocas, otros sentidos para el concepto de libertad de enseñanza. Un movimiento natural de desconfianza me invade cuando, en el contexto contemporáneo, alguien levanta la mano para decir que no enseñará tal o cual cosa porque no permitirá que se viole su libertad. Pasa que andando el siglo XX, y ni te cuento en lo que va del XXI, el significante libertad en el espacio político-pedagógico se fue corriendo hacia las versiones más excluyentes, discriminadoras y desigualitarias. Libertad de enseñanza ha sido la bandera levantada por aquellos que se opusieron y se oponen a la Educación Sexual Integral, alegando que la misma es ideología de género y que el docente puede decidir no enseñarla por cuestiones de objeción de conciencia. Libertad de enseñanza ha sido, también, el slogan utilizado por los que rechazan la perspectiva de derechos y abogan por un retorno al viejo Código Civil, con su obsoleto concepto de patria potestad donde los padres son prácticamente los dueños de los destinos de sus chicos (posición que sustenta la movida “Con Mis Hijos No Te Metas”). Libertad de enseñanza es la cobertura que utilizan muchas instituciones para evitar hablar de la última dictadura cívico-militar en la escuela, o para hacerlo desde perspectivas que van por fuera de los consensos académicos, recuperando la idea de guerra sucia y rechazando la misma existencia del terrorismo de estado. Oh sí, la bandera de libertad de cátedra en los niveles obligatorios del sistema se opone demasiado, actualmente, al derecho a la educación, aunque en su origen la misma bandera haya sido portavoz de transformaciones democráticas. Como venimos diciendo, la docencia en jardín, primaria y secundaria, mal que le pese a muchos, no es una profesión liberal sino una profesión de Estado. Los docentes no somos como el arquitecto en su estudio ni el médico en su consultorio: somos profesionales de la enseñanza que nos ajustamos a un conjunto de decisiones tomadas socialmente sobre qué es importante transmitir a las nuevas generaciones. Sin embargo, pasa que los docentes somos muchas veces presa fácil del ego, y quizá (por ejemplo) a los profesores de escuela secundaria nos guste más ser elegidos para entregar muchos diplomas en el acto de egresados que ponernos a trabajar en equipo para generar acuerdos que nos permitan ir más allá de nuestras inclinaciones individuales de enseñar tal o cual cosa. La primera función de un Director es garantizar que en tu escuela todos los chicos y chicas tengan acceso a las mismas opciones de aprendizaje. Que si vamos a implementar trabajo en laboratorio en los cuartos años, todos los chicos y chicas de cuarto año tengan experiencias en laboratorio. Y si el consenso es la importancia de construir un vínculo didáctico entre ajedrez y matemática, que queden claros los momentos y las formas en los cuales a lo largo de toda su escolaridad los estudiantes accederán a estas valiosas propuestas. Las mencionadas premisas tienen mucho que ver con la justicia curricular de la que habla Robert Connell en sus célebres páginas.Estos acuerdos forman parte del perfil institucional de una escuela. Porque los marcos legales de nuestro país permiten que cada escuela pueda adaptar los contenidos que el Estado estableció como obligatorios a su específica realidad escolar. (O sea que si sos papá o mamá y estás leyendo esto, anoticiate de estos documentos. Buscalos en la web, pedilos en la escuela: la legislación dice que las familias pueden elegir la escuela que más se adecúe a sus particularísimas cosmovisiones pero de ninguna manera afirma que las escuelas deben ajustarse a las miles de convicciones diferentes que puedan existir). Justamente es el Director quien se ocupa de crear las condiciones para que el trabajo colectivo se pueda dar, para que se produzca la magia donde las decisiones individuales dejen paso a una propuesta institucional de una escuela con identidad y sesgo propio. Una escuela no es un conjunto de decisiones individuales de sus docentes, ni tampoco un lugar donde los profesores despliegan su placer personal en detrimento del proyecto colectivo: hay una enorme diferencia entre coordinar un taller de pintura en tu casa y estar a cargo de Educación Artística en una escuela primaria. Probablemente te preguntes por dónde empezar en esta tarea de gestión del curriculum. Mi recomendación es que evites arrancar por “proyectos” interdisciplinarios, sino que comiences enfocándote en la enseñanza de las disciplinas tradicionales. No te confundas, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad son relevantes para que tu escuela no permanezca anclada en el siglo XIX, pero si no existe una buena base de saberes sustantivos de las disciplinas tradicionales no habrá cimientos que sostengan ningún tipo de integración curricular, especialmente en primaria y secundaria (el nivel inicial siempre ha sido más plástico a la hora de implementar el curriculum integrado). Por cierto, soy consciente de que esta postura va en contra de cierta movida recalentada que se presenta como vanguardista y que dice que sólo es válida la enseñanza por proyectos. Sin embargo, en mi modesta opinión, si no tenemos los ingredientes básicos asegurados, se hace difícil pensar en comida gourmet, cuestión que se pone aún acuciante en estos tiempos de ¿pos? pandemia, donde la urgencia de volver a lo fundamental nos arrincona en una esquina. Afinando un poco más el lápiz, te voy a recomendar que empieces por Lengua y Literatura. Sin importar el nivel en el que te desempeñes como directora, tanto en Jardín, como en primaria o secundaria la punta del ovillo está en ese campo disciplinar, puesto que ni una consigna de Ciencias Naturales se puede comprender si por detrás no hay un buen trabajo con el lenguaje. Luego, tu foco debe pasar a Matemática. Te puedo asegurar que si has organizado y fortalecido el trabajo en Lengua y en Matemática has avanzado muchísimo en la gestión del curriculum. Lejos de abonar teorías del derrame, son las dos áreas de conocimiento a las que más tiempo se les dedica en las escuelas, y sus saberes básicos son punto de partida para la construcción de los saberes de otras áreas y asignaturas.Luego de Lengua y Matemática, abordá ciencias naturales y ciencias sociales. La apuesta es construir una propuesta homogeneizante, que esté plasmada en documentos, que pueda permanecer en el tiempo, y que vaya más allá del gran movimiento de docentes que tienen las escuelas de hoy. Y respecto de los “contenidos transversales”, nunca olvides que en las escuelas, todo lo que el curriculum oficial llama “transversal” tiende a desvanecerse en el aire: más te vale que si sos Director o Directora adjudiques responsabilidades muy concretas sobre lo transversal donde el quiénes, cuándo y cómo queden muy claros y sean monitoreables. Por supuesto, será tu responsabilidad decirle con claridad a cada docente que comienza a trabajar en tu escuela “ésta es la forma en que enseñamos aquí y esto es lo que tenés que enseñar”. El “nuevo” necesariamente debe incorporarse a todo un trabajo preexistente, y aportar para enriquecer el curriculum institucional pero desde ese marco organizador. Es por esto que una manera fundamental de unificar diversidades es trabajar el diseño colectivo de materiales comunes (bibliografía, apuntes, selección de libros, escritura de cuadernillos, etc.), que permiten construir un piso común de llegada a los alumnos y alumnas. (Ah, por cierto: si tenés la posibilidad de participar en la selección de personal nunca olvides que, para una escuela, son más importantes los docentes con perfil de trabajadores de la educación que las fuertes individualidades amantes del estrellato y poco dadas al trabajo con los compañeros). En síntesis, en el complicado encuentro entre lo individual y lo colectivo, hay un Director mediando para que prime lo colectivo, y tenés que comprender que es ésta tu primera tarea porque asegura equidad en el derecho a la educación. Y si en tu escuela lo colectivo está difuso, informulado o es prácticamente inexistente, vas a tener que conducir las acciones destinadas a su construcción. Eso sí, al cómo te lo voy a contar más adelante, en otra Instrucción. Muy feliz fin de vacaciones y toda la fuerza para empezar el ciclo lectivo 2022. Nos encontramos el primer viernes de marzo.Abrazo,Vipi.- |