La articulación bien entendida empieza por casa

Instrucciones para sobrevivir en la gestión escolar por Vipiresca

Muy buenas tardes queridos amigos y amigas de Gloria y Loor, aquí estamos una vez más colocándonos al hombro este trabajo de traspasar instrucciones hijas de una experiencia bastante larga, como ya he sabido decir en otra ocasión.

Les cuento que, si bien me pone muy feliz festejar el día del maestro con mis queridos compañeros y compañeras, en septiembre mi humor empieza a ponerse bastante pesado. Sucede que, al contrario de lo que otros colegas suelen opinar, a mi manera de ver los últimos meses del ciclo lectivo son los más complicados: proyectos en su fase final que hay que monitorear, muchas salidas educativas para organizar, eventos lindos pero que requieren mucho trabajo tales como el Día del Maestro, del Estudiante, despedidas, colación… Y en medio de todo esto, los cierres de notas donde siempre aparecen algunos padres y/o alumnos enojados y/o desesperados esperando que ofrezcamos soluciones mágicas luego de siete meses de desinterés absoluto por lo que pasaba en el aula.  Las paciencias se achican y los ánimos recrudecen. Así es que mientras más avanza el último trimestre del año escolar más esfuerzos tengo que hacer para evitar parecerme a ese maravilloso personaje de Diego Capusotto que es Violencia Rivas.

Violencia Rivas, tremendo personaje ideado por Diego Capusotto. Se trata de una cantante con amplia trayectoria progresista que se encuentra enojada con la falta de compromiso y la desidia del mundo contemporáneo. Se caracteriza por empezar hablando tranquilamente de algún tema pero gradualmente va escalando su enojo y su tono de voz también, hasta terminar a los gritos e insultos en contra de las perversidades del sistema. No niego ni afirmo que algunos alumnos del Instituto de Formación Docente donde trabajo supieron compararme, en épocas del pasado, con Violencia Rivas.

Digamos que, parafraseando a de cierta hija de cierta diva de los almuerzos, desde septiembre en adelante yo sigo yendo al colegio pero con la peor de las ondas. Ok, no es para tanto pero me resulta un poco más fácil enojarme, porque estoy extraordinariamente cansada. Por ejemplo, me enojan un montón las modas pedagógicas. Viste que en educación siempre se están poniendo de moda palabras nuevas, según pasan los gobiernos, las corrientes educativas y muy especialmente los kioskos de turno. Una palabra que me viene molestando hace rato es “situado”. ¿En qué momento se estelarizó este concepto? Sí, ya sé que todo se tiene que adecuar al contexto y que, por lo tanto, toda política pública debe ser situada. Pero este boom, esta invasión de la palabrita en cada documento oficial… por mi parte, me he acostumbrado que cada vez que la palabra “situado” aparece en normativas que bajan “desde arriba” ya sé que me voy a tener que encargar de todo, tal como sucedía cuando en los noventa nos bombardeaban con la siniestra “autonomía escolar”.

En este marco de modas que van y vienen, es importante recordar que la mentalidad de un Director debe ser, antes que nada, eminentemente práctica. Y para desarrollar esta practicidad, lo primero es ejercer una sana desconfianza frente a estos noveles vocablos que parecen portadores de la revolución pedagógica. Y recién ahí cuando recibas un documento oficial que te conmine a implementar, por ejemplo, un periodo de intensificación de aprendizajes, preguntate si ese concepto tan novedoso no es un solamente una forma más elegante de denominar al viejo y querido repaso de contenidos para lo que les fue mal, repaso que venimos implementando docentes y directores desde hace décadas como forma de fortalecimiento de la enseñanza, sólo que titulado con palabras menos rimbombantes.

En esta instrucción nos vamos a meter con una de esas categorías estelares del universo pedagógico contemporáneo, a saber, articulación interniveles, centrando mis reflexiones en los niveles obligatorios del sistema (por ahora dejaremos afuera el vínculo con nivel superior universitario o no universitario).

Instrucción Nro 9: La articulación bien entendida empieza por casa

Sombra terrible de la articulación interniveles, voy a evocarte.

Cual Domingo Faustino obsesionado con el caudillismo, yo estoy obesionada con la articulación interniveles. Pero obsesionada para mal, como sucedía con el Padre del Aula en relación al Tigre de Los Llanos. Esta obsesión tiene que ver con que estoy convencida del hecho de que muchas prácticas poco dignas y/o escasamente eficientes se ocultan detrás de la noble etiqueta de “articulación”. También me molesta que este concepto (como las otras palabras de las que hablábamos más arriba) se ponga de moda y construya un fetiche pedagógico que  sólo sirve para culpabilizar docentes por cosas que no hacemos (“los chicos no aprenden porque no hay buena articulación”, “los docentes no están articulando correctamente”, y un eterno etcétera).  Encima es muy común que nos culpabilicemos entre nosotros mismos: los profesores de secundaria culpan a las maestras de primaria porque les legan estudiantes con fatal de hábitos de disciplina, mala redacción u ortografía, a la vez que los de primaria dicen que los de secundaria carecen de mirada curricular integradora y mientras tanto las maestras de jardín sostienen que las de primaria no respetan la edad del niño a la hora de adecuar las propuestas didácticas y por eso los nenes sufren tanto en primer grado.  Creo que está de más decir que con estas posturas no caminamos a ninguna parte y seguimos dando vuelta en círculos.

Cuando en los Directores solemos pensar la articulación interniveles a veces partimos de un deber ser demasiado rígido donde parece que todo tuviera que fluir alegremente entre maestras jardineras, maestras de primaria y profesores de secundaria. Armonía y color debería marcar el diálogo lleno de proyectos maravillosos donde todos entramos contentos y nos vamos felices. Sin embargo, más de una vez las instancias de reunión para proyectos de articulación suelen estar marcadas por búsquedas más o menos enojadas de culpables de la tragedia educativa argentina. ¿Qué es lo que está fallando, entonces?

Como el Director novel se imagina que debe funcionar una instancia de articulación interniveles:
Como generalmente funciona una instancia de articulación interniveles (y si funciona como en la imagen del arco iris ¡cuidado, Director! , capaz que se están llenando hermosos papeles pero no se está resolviendo nada).

El primer problema para pensar la articulación interniveles va más allá de las buenas intenciones y tiene que ver con la historia de la educación. A veces nos olvidamos (o no sabemos) que el jardín, la primaria y la secundaria nacieron marcados por contratos fundacionales extremadamente diferentes. El nivel estructurante del sistema educativo en nuestro país, el que marcó un deber ser pedagógico, fue la escuela primaria: el normalismo positivista, Sarmiento, el guardapolvo blanco, el pupitre, el higienismo, el pizarrón, la maestra como representante del Estado, la obligatoriedad temprana… Jardín entró y salió del sistema “oficial” varias veces, y la poca relevancia que se le dio al trabajo de sus docentes le ha otorgado también una linda flexibilidad con la consecuente posibilidad de probar cosas nuevas porque el ojo del Estado y la sociedad no le estaba tan encima: así es que el jardín hoy tiene influencias de corrientes reformistas tales como el movimiento de Escuela Nueva, con su pequeño mobiliario, el curriculum integrado, la concepción del juego como parte nodal del aprendizaje, entre otras tradiciones (el jardín es visto hoy por los especialistas como el nivel más innovador del sistema).  Y respecto de la escuela secundaria, hay que recordar que nació como formato escolar destinado a la educación de las élites masculinas, privilegio de unos pocos bien seleccionados pero a medida avanzaba el siglo veinte tuvo que estirar como pudo su funcionamiento para incluir cada vez a más y más sectores de la sociedad.

Fijate vos que nunca se dudó y hoy tampoco se duda, de que la escuela primaria tiene cosas muy importantes para enseñar. Es en la primaria donde los chicos aprenden a leer, a escribir, la matemática básica y los valores fundamentales de la vida en sociedad.  Probablemente sea un fenómeno exclusivamente argentino, porque la educación primaria en nuestro país fue tan exitosa en su génesis que marcó un parámetro material y simbólico. Sin embargo, tanto jardín como secundaria son socialmente vistos como niveles de tránsito, es decir niveles sin valor en en sí mismos pero los cuales se necesita pasar para acceder al nivel siguiente. Según esta extendida perspectiva, el jardín sería un sitio adonde los chicos van a jugar o a estar cuidados al estilo viejo concepto de “guardería” (y los intentos de enseñar de las maestras serán entonces catalogados como “desubicados para la edad” o incluso “adoctrinantes”), residiendo su verdadera importancia en el hecho de que tener un banco en el jardín asegura un banco para la escuela primaria (donde sí se enseña). Por su parte, el secundario… bueno… como que nadie tiene muy claro cuál sería la función de la secundaria hoy en día (es un nivel que jamás superó la crisis de identidad que le impuso la masividad y es visto por los especialistas como el nivel donde más se observa la crisis del sistema), pero lo que sí está claro es que si no tenés el título secundario en el mundo contemporáneo no lográs acceder a ningún trabajo o estudio superior.

Y en medio de este berenjenal de historias y sentidos cruzados se supone que vos, querido director, tenés que desarrollar proyectos de articulación interniveles, presentarlos a la superioridad y monitorear su efectiva ejecución. Y en ese marco, en esa desesperación, podés llegar a cometer un par de barbaridades… A ver, es verdad que existieron y existen hiatos bastante profundos entre (por ejemplo) una primaria donde los referentes adultos del alumno son una o dos maestras y una secundaria donde hay diez o doce profesores muy marcados por una lógica disciplinar de “cada maestrito con su librito”. Y está bueno que como directores pensemos formas de disminuir un efecto de cambio demasiado abrupto, hacer que el paso de un nivel a otro sea un poco más feliz. Pero también es cierto que, vos, Director de mi alma, tenés que desmontar ciertas cuestiones y evitar otras antes de meterte a orientar proyectos de articulación interniveles, así que a continuación te voy un conjunto de consejitos  para moverte mejor en todo lo que que refiere a este álgido temita.

Vamos con los consejos:

a)      Antes de articular con otros niveles del sistema, primero fíjate cómo estás articulando en tu misma escuela, es decir, ocupate antes que nada de la articulación intraescuela. La articulación bien entendida empieza por casa, y si entre tus docentes hay fenómenos de “cátedras paralelas”, es decir que la maestra de tercer grado A no se ha puesto de acuerdo con la maestra de matemática de tercer grado B y cada una va para el lado que más le pinta en cada momento, tenemos un problema. Ajustá estas cuestiones primero, antes de ponerte a charlar con otros (algunos consejos ya te los di en la tercera Instrucción de este Newsletter).

b)     Ya sabemos que niñeces y juventudes son construcciones sociales. Pero las identidades de maestras de jardín, profesores de secundaria y maestras de primaria también lo son. Y las identidades de los niveles ídem. Construí instancias de formación con tus docentes donde se pueda conversar sobre estos temas, a manera de capacitaciones internas. Hablen de la historia de cada nivel. Esto evitará efectos clásicos tales como pensar que los niños de primaria son puras e inmaculadas almas y los de la secundaria sórdidos animales salvajes y que, por lo tanto, todo contacto entre ambos es peligroso… o abonar la idea de que en el jardín nada se hace, sus maestras no tienen ninguna formación y entonces no queda otra más que arrancar de cero. Lo creas o no, ni los mejores proyectos provinciales de unidad pedagógica desactivan estos estereotipos, así que resulta fundamental trabajarlos con tu equipo docente.

c)      La articulación debe ser, antes que nada, una articulación de enfoques.  Es más valioso que podamos discutir qué estamos entendiendo por Educación Sexual Integral, promoviendo que docentes de distintos niveles participen conjuntamente de encuentros diseñados a tal fin, que mil horas destinadas a “repartos de contenidos”. Toda instancia de reparto de contenidos entre los distintos niveles será estéril si antes no se ha discutido el sentido de la enseñanza de cada área o disciplina, así como también la mirada macro pedagógica de para qué estamos educando.  

d)     Evitá los mega proyectos repletos de cronogramas y actividades que llenarán de stress a todos los docentes y a los mismos alumnos: a veces es más angustiante para un chico que pasa de primaria a secundaria las mil actividades que les imponemos en aras de la articulación que la misma adaptación al nuevo nivel. No subestimemos la capacidad de adaptación de los chicos: luego de tanto protestar contra la “secundarización” del séptimo grado en varias provincias, hoy sabemos que no existen diferencias significativas entre provincias que tienen seis años de primaria o siete en relación a posibilidad de ser promovidos en primer año de secundaria.

e)     Toda reunión que tenga que ver con acciones de articulación debe ser cuidadosamente planeada por los directores involucrados. Si va a ser una charla general sin guía ni orientación, es mejor no hacerla: será una pérdida de tiempo y energía valiosa y/o (peor aún) puede devenir en una situación de conflicto entre niveles y escuelas distintas donde (por ejemplo) profesores de Lengua del secundario se la pasen señalando los aspectos deficitarios de la enseñanza de la lengua en la primaria.   Para construir estos encuentros hay que remitirse a un conjunto de pautas propias de las reuniones de personal que ya supimos discutir por aquí.

f)       Cualquier acción de articulación presupone que los docentes que intervienen en ellas están informados de ciertas cuestiones básicas asociadas al diseño curricular. Un profesor de matemática de escuela secundaria de la provincia de Córdoba debe saber, por ejemplo, que hace varios años que radicación dejó de ser un tema que se enseñe en el nivel primario. Una conversación no puede partir de presupuestos falsos o desactualizados sobre lo que se enseña en el otro nivel: es tu misión, Director, tensionar para que esa información esté bien aprendida previamente al encuentro y así evitar abonar inconducentes diálogos de sordos.

g)      Toda acción de articulación debe estar guiada por mínimos principios éticos de respeto a las infancias: reuniones donde maestros, profesores, directivos y/o equipos de orientación psicopedagógica dialoguen sobre cada uno de los chicos que pasarán a primer año explicitando detalles familiares u otros de índole privado es totalmente inapropiado y se parece demasiado al chusmerío. Hay que permitir que los chicos puedan empezar de nuevo, cargando mochilas lo menos pesadas posibles. Es importante que los docentes del nuevo nivel se permitan conocer por sí mismos a ese alumno, sin tanto aplastante legajo precedente.

h)     Como Director deberás contribuir a desmitificar un poco ciertos resabios de un Piaget mal aprendido y peor enseñado. Si seguimos pensando en las etapas evolutivas como unívocas y rígidas no podremos contemplar otros aportes que nos muestran que lo que puede lograr un chico de ocho años no debe ser visto en términos absolutos, sino que registra importante vínculo con otras mediaciones culturales, sociales, familiares y escolares. La edad no es un determinante tan estricto como nos hicieron aprender en algunos profesorados, es sólo una variable más a tener en cuenta a la hora de la articulación interniveles. Y dentro de estas variables, la variable a potenciar es la escolar: confiemos en esta tecnología del siglo XVII, que sigue siendo increíblemente poderosa para producir aprendizajes aún a pesar de todo.

Mis queridos colegas, les mando un cariño enorme, y ya que estamos les pido disculpas por el atraso en el envío de esta entrega… y también los invito a acompañarnos en el primer cumpleaños de Gloria y Loor que estaremos festejando el próximo 17/9 en la Casa del Bicentenario. No vemos por allá y si no por aquí.

Con todo mi afecto, Vipi.-


Enviado el 14 de septiembre de 2022.

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Viviana Postay@vipiresca

Viviana Postay Dirección editorial Cordobesa nacida y criada. La gloriosa Universidad Nacional de Córdoba le dio tres títulos: Profesora y Licenciada en Historia y Magister en Investigación Educativa. Durante más de once años fue miembro del equipo de conducción en una escuela secundaria de más de ochocientos alumnos y cien docentes, primero como vicedirectora y luego como directora. Forma maestros en un Instituto de Formación Docente del interior de la provincia de Córdoba. Es Especialista en Gestión Educativa y Doctoranda en Ciencias Sociales por Flacso Argentina. Es mamá orgullosa de una hija docente. Lo que más le gusta en la vida es leer y jugar con sus perritas. En Twitter es @vipiresca.

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