Ideas, planificaciones y preguntas existenciales para transitar las aulas.

La disputa por las emociones

Enviado el 12.05.22

Oluuu ¿Cómo estás? Te pido mildis por el no newsletter de abril, pero la vida me pasó por arriba. Como te conté en esa entrega trunca, estoy gestando doble, y entre vómitos y una gripe que rozó el covid quedé de cama varios días. Pero retomemos, en esa no entrega te contaba algo íntimo, un poco personal, pero medio así a las apuradas. Ahora te lo quiero poner en palabras. Palabras que me ayuden a mí (y por qué no a vos) a entender qué está ocurriendo (me).

No sé si te acordás que en la primera carta que te escribí, en ese primer encuentro, lleno de nervios y dudas (como siempre) te contaba que hay 3 “M” que me atraviesan, claro, las 3 M del matriarcado: Mujer, Madre, Maestra. Y me parece un poco hipócrita no contarte algo tan íntimo y seguir hablando del aula cuando en este año me estoy convirtiendo en una Maestra sin escuela.

¿Cómo es eso? Sí. Arranqué con todo, con dos 6tos divinos, planificaciones hermosas, compañeras compañeras, y de pronto dos rayitas aparecieron en mi vida.

Yo ya tengo un hijo de dos años, casi tres. La verdad de la milanesa es que veníamos buscando con mi pareja un segundo embarazo. Así que no vino de sorpresa, pero si tenés une hije en la misma edad que el mío te imaginarás que la ola de caprichos, berrinches, gritos sin necesidad y dictadura de las niñeces se incrementó.

Todo bien, todo legal, hasta que fuimos a la primera eco. El ecógrafo ATENCIÓN nos preguntó si teníamos antecedentes en la familia de embarazos múltiples porque ACÁ SE VEN DOS EMBRIONES. ¿Qué hacés hermane en ese momento? A que no adivinás qué hice yo, obvio, me largué a llorar, desesperada. Mi pareja, A, se largó a reir y literal me dijo “Aventura, Chuletas” (así nos llamamos, por el perro de Doug Narinas).

En fin, la historia es que estoy embarazada de gemeles. Es un embarazo de alto riesgo así que después de estar tres semanas en la escuela entré de licencia. No voy a volver este año y la vida me dirá qué sucederá el año que viene. Lo cierto es que me siento una maestra sin escuela. Pero en estos momentos la Madre gana la tríada.

Y lo cierto es que por más que mucha gente piense que qué suerte que me estoy rascando, que qué vagas de mierda que somos las maestras, que qué sistema del horror y que con nuestros impuestos estamos pagando a la suplente de la maestra, (quizá otras almas más empáticas pueden pensar “aprovechá a descansar y cuidarte”), lo cierto es que extraño el aula, la necesito, soy Maestra y me siento un poco un alma errante, inventando un estar que desconozco.

No te asustes, esto no se va a convertir en una catarsis maternal, pero me parece importante poner sobre el escritorio que a las Maestras nos pasan cosas. Increíble, pero real.

La otra vez leí en twiter (perdón colega a quien no puedo citar pues no volví a encontrar dicha publicación) que dar clase, estar frente al pizarrón, explicar un tema, estar rodeade de decenas de estudiantes es algo así como la única pausa posible, el único paréntesis capaz de poner nuestras mentes en blanco, hacer de cuenta que no tenemos otras preocupaciones, otros intereses, no importa cuántas horas dormiste, no importa si se murió un familiar, no importa si sangrás por la vagina, no importa si te estás cagando y tenés un dolor de panza arrollador. Dar clase es la única escapatoria posible a nuestra humanidad.

Y me pregunto, ¿dónde nos deja esto? ¿qué hacemos con esta locura que padecemos? ¿Qué mensaje estamos transmitiendo a les estudiantes?

Hoy quiero hablarte de esas cosas que nos pasan, como seres humanos que somos, a las maestras. A mí me pasa que ando vomitando de aquí para allá y lo cierto es que tengo muchos miedos y muchas inseguridades con este embarazo. Así que trato de hacerme la boluda, intento no pensar en ello y por eso quiero hablar de la escuela y de sus subtítulos invisibles. Así que en este caso, la -no- escuela está siendo mi salida de escape, ¿a vos también te pasa?

Y entonces pensando en lo que me pasa a mí, como madre, como mujer, pero también como maestra, empecé a sentir que mucho se habla sobre la ESI (o no mucho, quizá menos de lo que se debería), pero poco y nada se habla sobre cómo impacta ésta en les docentes, es decir la ESI de las maestras ¿Y qué tiene que ver la ESI en todo esto? Todo tiene que ver.

Les docentes, aunque muches no lo crean, yo sigo insistiendo, somos seres humanos. Nos pasan cosas, pero además tenemos sobre nuestras espaldas no solo biografías escolares que enmarcan nuestras prácticas docentes sino que contamos con una extensa mochila de experiencias vividas. Trayectorias de vida que están atravesadas por mandatos socio- históricos y moldearon (y moldean) nuestra propia sexualidad.

¿A qué voy con esto? Las maestras venimos de esto, una extraña tradición de fines del siglo XIX donde las maestras que trajo Sarmiento firmaban un contrato en el cual se les indicaba un montón de prohibiciones, entre ellas cómo debían vestirse (o no vestirse) y la imposibilidad de casarse. En la nota de Infobae que les comparto se entrevista a la escritora Viviana Rivero en torno a su libro “Mujer y Maestra”. Lo que llama poderosamente mi atención es que en varias oportunidades habla de la vocación de aquellas maestras de antaño. (Al respecto te comparto esta publicación donde dejo firme mi fuerte convicción de que eso que llaman vocación es fuerza de trabajo).Entonces, las maestras no sólo cargamos con mandatos socio históricos en torno a nuestra sexualidad que nos definen como mujeres, sino que existe en el ideario de la sociedad (y por supuesto en el nuestro) una sexualidad maestra.
(Les súper recomiendo que sigan en el IG a @memes.de.esi)
Yo crecí con esta publicidad ¿Qué mensaje nos deja? Hay cientos de publicidades que reproducen estereotipos de género, pero no es solo eso, es la marca que va dejando en nuestras identidades. ¿Cómo es posible que un maestro varón hable con les estudiantes de los sentimientos y la importancia de reconocerlos y tener diversas herramientas para abordarlos si durante toda su vida se le dijo que hablar de sentimientos es de maricón? ¿Cómo se puede esperar que una maestra mujer lleve al aula una propuesta de enseñanza en torno a la violencia de género si toda su vida fue ninguneada, mal paga, maltratada e incluso en situaciones abusada por su condición de mujer.
Si antes no logramos tener un cuerpo docente deconstruido es muy difícil la real aplicación de la Educación Sexual Integral en las aulas. Y por eso me hago cargo totalmente de que lloro, de que me enojo, de que me sobreexijo, de que hay cosas que no sé, hay cosas que me cuesta, de que me gusta reirme a carcajadas desde el centro de la panza sin importar si me cuelga un pedazo de lechuga entre los dientes. Porque soy maestra, porque soy persona, y si no empiezo a entenderme como tal difícilmente pueda enseñarle a les estudiantes cómo hacerlo.

Y pienso que es por eso que cuesta tanto hablar de la ESI. Precisamente porque pone en discusión nuestras propias trayectorias en relación a nuestra sexualidad, y recordemos por favor, que cuando hablamos de sexualidad no estamos hablando únicamente de genitalidad.

La Educación Sexual Integral entiende a la sexualidad desde una dimensión identitaria e integral del ser humano, por eso es que está abordada desde 5 ejes: cuidar el cuerpo y la salud, valorar la afectividad, garantizar la equidad de género, respetar la diversidad y ejercer los derechos.

Hoy quiero que nos detengamos en el segundo eje: valorar la afectividad.

Para adentrarnos en este mundo te sugiero leer este material del Ministerio Nacional donde explicita exactamente de qué hablamos cuando hablamos de valorar la afectividad.

Y entonces me pregunto, si ya existe un área que es transversal, que su aplicación es ley, en la que muches docentes nos formamos, ¿Por qué se habla de Educación Emocional?

Me quiero detener acá porque ya hace rato que viene resonando este título: “educación emocional” ¿escuchaste hablar de esto? Yo sí, bastante. Y entonces me pregunto por qué se habla de educar las emociones. ¿Es esto posible? ¿Es deseable?

Pero antes que nada, ¿De qué hablamos cuando hablamos de Educación Emocional?

Uno de los mayores promotores de la Educación Emocional en nuestro país ha planteado que ésta consiste en crear un espacio en las aulas para que les chiques (el inclusivo es mío) desarrollen la inteligencia emocional y así adelantarnos o anticiparnos a problemas futuros. ¿Qué significa entonces la inteligencia emocional?

El mismo promotor indica que la Inteligencia Emocional está compuesta por cinco macrohabilidades: el autoconocimiento, la autorregulación, la auto motivación, la empatía y las habilidades sociales. La Inteligencia Emocional es responsable del 80% por ciento de nuestro éxito, afirma. ¿Cómo se aplicaría en la currícula?

De acuerdo a una nota de Infobae 1  en donde entrevistan a este señor la idea es crear un espacio curricular específico. Sin embargo, sostiene, lo más importante es hacerlo de manera transversal, ya que las emociones están presentes en todas las áreas. Es necesario capacitar a les  (también mío) docentes que “ya existen” en educación emocional para que puedan acompañar a les chiques. (idem)

En el 2016 se aprobó la Ley de Educación Emocional en Corrientes, en 2018 en Misiones y en el 2021 en Jujuy. También se ha presentado el proyecto de ley en el Congreso para que se incorpore a nivel nacional en todos los niveles educativos la Educación Emocional. Los lineamientos curriculares aún no están del todo claros.

No sé a vos, pero a mí me preocupa que se hable de la necesidad de la implementación de una materia que se da a llamar Educación Emocional desconociendo la existencia de la Educación Sexual Integral. ¿Y por qué te preocupa Sasa? Porque no creo en la inocencia de los medios de comunicación, no creo en la simpleza de las palabras. ¿Por qué desde hace varios años los medios de comunicación hegemónicos vienen insistiendo con la ley de Educación Emocional? ¿Por qué no se preocupan en plantear que se necesita mayor inversión y mayor compromiso para aplicar de manera efectiva la ley de Educación Sexual Integral? No sé, dejame dudar.

1 Amo a Infobae porque al estar tan en las antípodas de mi pensamiento me ayuda a desarrollar argumentos, buscar bibliografía y estar cada día más convencida en donde estoy.
¿Pero no estás de acuerdo con que exista algo así en la escuela? Pero sí mi ciela, claro que sí, de hecho ya existe, se llama Ley de Educación Sexual Integral. Efectivamente esa “I” hermosa, de integral, implica que cuando hablamos de ESI no hablamos solo de genitalidad. La integralidad precisamente implica que la sexualidad es parte de la identidad de las personas, que los afectos -¿querés llamarle emociones?- hacen a la sexualidad.

Acá te dejo los lineamientos curriculares, donde vas a poder encontrar cuáles son los contenidos que se proponen para cada nivel educativo en torno al eje “valorar la afectividad”.

Pero. Yo siempre tengo peros, no lo olvides. No me quiero ir sin antes dejarte esta linda discusión flotando en tu cerebro y quemando tus neuronas.

Vamos a terminar este encuentro acordando (espero) en que es necesaria una educación que recupere la afectividad, bien sabemos que las situaciones de enseñanza aprendizaje son más significativas cuando están atravesadas por relaciones afectivas. Ahora, si bien las emociones tienen componentes biológicos no pueden entenderse por fuera del mundo simbólico, social, cultural e histórico.

Las emociones deben ser entendidas en diálogo con el entorno y con las otras personas que lo componen. Carina Kaplan nos dice que en este sentido podemos sostener que “Cada época y contexto desarrolla una jerarquización de las emociones que “organiza implícitamente las disposiciones morales y sociales”. Entonces es válido preguntarnos, ¿Cuáles son las emociones que se jerarquizan en esta época? ¿Cuáles son las emociones que se consideran positivas? ¿Cuáles deben evitarse, restringirse? ¿Quién o qué lo define?

Y tomando los aportes de Maddonni, Ferreyra y Aizencang podemos decir que el paradigma desde el cual nos habla la EE entiende a los afectos como reacciones individuales, plantea que el éxito de las interacciones sociales dependen de cada sujeto ya que se anclan en una dimensión de orden fisiológico / neurológico. La escuela vendría a ser el lugar ideal para entrenar estas habilidades.

En cambio, al entender los afectos y las emociones desde una perspectiva relacional y situada es lógico entenderlas atravesadas por conflictos y tensiones. La EE, “al distinguir entre aquellas emociones correctas o incorrectas, parece ser un intento de hacer desaparecer esa tensión constitutiva y humana, al tiempo que las vuelve susceptibles de ser objetivadas, medidas, cuantificadas y, en este sentido, objeto de la gestión educativa.” De esta forma el propósito de la escuela parecería ser erradicar, neutralizar, eliminar a través de diversas actividades pautadas las emociones “malas”: el enojo, la ira, la frustración, el odio, entre otras.

Ahora bien, ¿Por qué debemos entrenar estas habilidades emocionales? ¿Con qué propósitos? Carina Kaplan (2019) nos habla de un cambio histórico en torno al tratamiento de las emociones a partir del siglo XX, en donde se puede observar cómo la felicidad y la positividad son valores que se jerarquizan y “se consideran manifestaciones específicas de capital social”. El entrenamiento de estas habilidades responde a una lógica de mercado, productivista, exitista y a la mercantilización de los afectos.

Listo, no te embarullo más. Te la dejo picando para que me cuentes cómo abordas la afectividad en tu aula.
Sabrina Flax@sasaciruela

Rioplatense del 84. En medio de una catastrófica crisis existencial decidió estudiar para ser maestra. Pisa las aulas hace más de 10 años en la escuela pública y vive preguntándose cosas de su ser docente. También dicta cursos en formación docente. Antropóloga recibida de la UBA. Madre y Mujer. Fanática del chocolate, los libros y la política. En IG es @sasaciruela

Más de «Maestra ciruela»