Ideas, planificaciones y preguntas existenciales para transitar las aulas.

Me rompe las pelotas hablar de Malvinas

Enviado el 16.03.22

Hola queride colega que estás ahí, comenzando este ciclo lectivo. Quizá te estás queriendo matar y extrañás hasta el hartazgo esas vacaciones en punta terracita; o quizá estás ahí, tratando de entender a este nuevo grupo que te tocó en suerte este año y que, si bien son tranquiles, aún no les sacaste la ficha y temés que esta calma anteceda al huracán que suelen ser los grados, todos. 

Y si hablamos de calma que antecede al huracán, no sé si a vos te pasa, pero en mi cabeza aparece esta canción. Yo creo que es la canción que retrata de manera cuasi perfecta mi relación con la escuela, esa relación bien tóxica de la cual me quiero escapar y al mismo tiempo es mi aire necesario para vivir. Bueno, está bien, esta podría ser también… ¿Vos cuál elegís?

No te preocupes, lo trabajo en terapia. Porque claro, todas mis sesiones de terapia giran en torno a la escuela, porque como ya te habrás dado cuenta mi ciruelaje no me permite quitarme ese ser maestra que llevo tan adentro, que básicamente es constitutivo de mi identidad.

Y hablando de identidad, sí. Se viene el 24 de marzo, el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. ¿Ya comenzaste a laburar sobre el tema?

Yo suelo arrancar siempre con una secuencia en torno a la última dictadura cívico militar. A veces me toca trabajarlo desde ciencias sociales y a veces desde prácticas del lenguaje, ¿Te acordás que en la entrega anterior te dejé una secuencia armadita para laburar literatura y memoria? Si no la tenés, acá te la vuelvo a acercar. Y por acá te dejo un material muy bueno para abordar en séptimo grado (o 6to dependiendo la jurisdicción donde te encuentres) el bloque de dictaduras y democracias realizado por Escuela de maestros. Me olvidaba, este material del Ministerio Nacional de 2010 también es excelente y también sirve para media.

Y si de repente llegaste a una escuela y pum de sopetón te toca el acto, te dejo tres ideas para preparar un acto cortito y al pie. Pero bancame los trapos. ¿Hablamos un poco sobre actos escolares?Es un re tema.

El otro día hice una encuesta en instagram  y más de 200 docentes contestaron que odiaban los actos. Algunes, como yo, dijeron que amaban. ¿Vos de qué team sos? 

Te cuento por qué me gustan, pero para eso me pongo un poco ñoña y retomo los aportes de Elizabeth Jelin en “Los trabajos de la memoria”. 

En primer lugar, al hablar de memoria es fundamental plantear su carácter plural, no se trata de “la memoria” como algo dado, como una verdad, sino de memoria-s. Al respecto, Jelin indica que el sentido plural de la memoria y sus construcciones implican una disputa de significados. Así, las escuelas, entendidas como dispositivos ideológicos del Estado, pero también como contextos socializadores, son por definición espacios de construcción de memorias donde se expresan las disputas entre los diversos significados que se le quieren atribuir a la memoria social de una Nación.

En segundo lugar, es importante dar cuenta de la existencia de memorias narrativas (Jelin: 2002). Las mismas son construcciones sociales comunicables a otras personas, es decir que se necesita de une otre con la voluntad de escuchar -trabajo activo por parte del sujeto-. La narrativa conlleva un acto de selección, y como todo acto de selección ello implica una decisión de incluir y de excluir información, discursos, palabras, un lenguaje determinado, imágenes, etc. De esta manera, no sólo se selecciona qué decir sino qué olvidar y qué silenciar. Estos silencios y olvidos tienen usos y sentidos determinados, que están íntimamente relacionados con la disputa por la construcción de las memorias. Es a partir de esta línea de análisis que se entiende al lenguaje como una lucha por la representación del pasado. Como mencionaba antes, la escuela en su faceta de dispositivo ideológico del Estado selecciona cuáles son los conocimientos -socialmente valorados- que les niñes deben aprehender -y reproducir- en torno a las memorias a construir -o ya construidas-.

Somos nosotres, les docentes, les que hacemos ese recorte, les que construimos esa narrativa, de ahí la importancia de ofrecer y promover información científica y de calidad, no basarnos en opiniones, argumentar nuestros dichos y enseñar a argumentar a les estudiantes.

¿A qué voy con todo esto? A que los actos escolares son parte del dispositivo ideológico del Estado y como tal son constructores de memorias, memorias colectivas, narrativas de nuestro pasado. En los actos escolares todes sabemos algo y todes no sabemos algo. Construimos el saber a través de representaciones, de símbolos, de palabras. 

No pienso los actos escolares como grandes obras con plumas y brishos, no. Pienso el acto escolar como un taller, como una muestra, como una porción pequeña de lo que trabajamos en las aulas.

A mí me parece una oportunidad única para pensarnos en comunidad, docentes, niñes y familias. Es verdad que me pongo un poco nerviosa, pero también es verdad que ese lazo que antaño parecía irrompible, hoy tambalea. Lo sabemos. Los medios de comunicación junto a las políticas de vaciamiento de la escuela pública lo lograron, nos desgastaron, desgastaron ese vínculo. Tanto es así que hay familias que se presentan en la escuela para hacer un acta si sus hijes juegan en la escuela (son jugar me refiero a jugar con un fin didáctico) ¿Pero si no tuviera un fin didáctico y un día juegan porque está bueno que las niñeces jueguen? (no solo está bueno, es un derecho de las niñas, niños y adolescentes). Bueno, no me quiero ir de tema. Queda para otra entrega el tema de los juegos en el aula.

Pero volviendo al tema de los actos escolares, pienso que el encuentro es necesario. 

Pero bueno, más allá de querer compartirte estos materiales y esta reflexión sobre los actos escolares, hoy quiero hablarte de algo que me incomoda mucho, desde siempre.

Abordar el 24 de marzo, hablar de la complicidad de los grupos civiles, trabajar desde la censura de la literatura infantil, analizar los artefactos culturales de la época, reflexionar en torno al lugar de los medios de comunicación de la época, todo eso me gusta, digo, me gusta laburarlo en clase y poder pensar secuencias significativas para que les estudiantes de a poco vayan estableciendo relaciones causales, incluyan en sus análisis y reflexiones la multiperspectividad, identifiquen diversas voces y actores sociales. Pero Malvinas me jode.

No sé muy bien por qué, pero desde que tengo memoria es un tema que me incomoda, ¿a vos también te pasa?

Recuerdo en mi tercer grado, allá, por 1993, en otro siglo y en otra dimensión, que nos habían pedido como actividad que escribamos una carta  a un soldado imaginario de Malvinas. Yo amaba escribir (lo sigo amando), y escribí una carta que se llevó todas las felicitaciones de mis maestras, incluso recuerdo que la directora también me felicitó. Llegué  a mi casa muy orgullosa, esperé a que mis viejes llegaran del trabajo. Recuerdo que era de nochecita y mi papá estaba leyendo mi cuaderno. Y me dijo que no, que no le había gustado lo que escribí, que iba a hablar en la escuela. 

Yo le había escrito a ese soldado lejano que no se desanime, lo abrazaba de alguna manera, le pedía que no se rindiera, que todavía podíamos ganar.

Mi papá me dijo que en una guerra nadie gana, no hay ganadores y perdedores, que le parecía mal que me incentiven a querer que alguien gane una guerra. Lo recuerdo como si fuera hoy. Mi orgullo se esfumó y creo que lloré, pues siempre lloro. Pero indudablemente aquellas palabras inundaron mi cuerpo y Malvinas se me hace un agujero que me cuesta completar.

Y ahora sí, viene lo incómodo. Me incomoda “defender” a los soldados. Ya sabemos que eran colimbas, que muchos de los jóvenes que fueron no querían estar ahí, que murieron, que incluso fueron torturados en las islas, pero no deja de incomodarme. Me incomoda que todo lo vinculado a la guerra sea “cosa de hombres”. Ya sabemos que hubo mujeres reconocidas como veteranas, no obstante su invisibilización durante tantos años me incomoda. Me incomoda la guerra. No sé lo que es, nunca viví una de cerca, me da miedo, me da tristeza y obvio, me dan ganas de llorar.

Así que todo eso junto, me jode Malvinas y me jode laburarlo en el aula.

Pero… siempre hay un pero para una maestra ciruela. Que me joda no significa que me tenga que hacer la boluda y hacer de cuenta que no pasa nada. Tengo la obligación de laburar este tema en las aulas.

Entonces te pido que pensemos juntes. ¿Cómo lo laburamos? ¿Cómo abordar un tema tan escabroso, tan incómodo?  Te (nos) dejo este material que está re piola y también tengo algunas ideas:-Analizar qué decía la prensa escrita de la época-Visibilizar el rol de las mujeres veteranas-Abordar la temática desde los recursos naturales de las islas, ¿Por qué los ingleses (desde 1833) tienen interés en las islas?-Conocer las vías diplomáticas del pedido de soberanía.-Analizar la crudeza de la guerra. ¿Qué pasa con la población civil en una guerra? ¿Se te ocurren otras aristas por donde entrarle?

Hasta acá llegamos hoy. Nos leemos en la próxima y te cuento cómo me fue con Malvinas.
Sabrina Flax@sasaciruela

Rioplatense del 84. En medio de una catastrófica crisis existencial decidió estudiar para ser maestra. Pisa las aulas hace más de 10 años en la escuela pública y vive preguntándose cosas de su ser docente. También dicta cursos en formación docente. Antropóloga recibida de la UBA. Madre y Mujer. Fanática del chocolate, los libros y la política. En IG es @sasaciruela

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